Los castellonenses nos preguntamos la razón por la que en esta ciudad, los parques y jardines, en lugar de ser puntos de encuentro, esparcimiento y relax, son, por lo general, lugares oscuros, inseguros, sucios en su mayoría, generalmente despoblados y, en definitiva, nada atractivos para los ciudadanos que salen por el día a pasear. Lo más difícil, hacerlos, hace años que afortunadamente se logró, pero su mantenimiento ya es harina de otro costal. Los de la plaza de la Constitución, Fadrell, la Panderola y, por supuesto, Ribalta, por citar algunos, son buena prueba de ello. A cualquier hora del día, y, sobre todo, de la noche, puede usted encontrar cualquier cosa no deseable, pero no de manera puntual, sino ya endémica. ¿Tanto costaría limpiar, iluminar, vigilar y, por supuesto, dotar de contenido a estos recintos?