Los castellonenses pagarán menos dinero por el consumo de agua potable a partir del 2022. Así lo confirmaron a este diario tanto fuentes de la empresa concesionaria de este servicio (Facsa) como del Ayuntamiento de Castelló, quien ha aprobado la solicitud de esta mercantil sobre la revisión a la baja de las tarifas de agua en la capital. Esta modificación, avalada por el análisis anual de la fórmula que dictamina los precios de este servicio público que presta una empresa privada, supondrá el abono de un 0,43% menos «tanto en el importe de la cuota fija del recibo como en el precio por metro cúbico y también en los derechos de enganche para nuevas altas», según fuentes de Facsa.

Tras el acuerdo de la junta de gobierno local, desde la Concejalía de Transición Ecológica explicaron que esta revisión que supone un abaratamiento del precio del agua potable tiene que ser ratificada ahora por la Conselleria de Economía Sostenible. Después de esta gestión, será el pleno quien la apruebe inicialmente, ya que, al tratarse de una ordenanza municipal reguladora del suministro de agua potable, se expondrá al público durante 30 días por si alguna entidad o persona quiere realizar alegaciones al respecto. En el caso de no haber reclamaciones, se entenderá por aprobada de forma automática y, si las hubiere, deberá volver al pleno municipal para recibir el visto bueno.

Por lo que se refiere a las tarifas del agua actuales, hay que recordar que la ciudad de Castelló es la capital de todo el arco mediterráneo que cuenta con los precios más baratos a este respecto, posicionándose también en el duodécimo puesto a nivel nacional, tal y como refleja el último informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) actualizado en diciembre de 2020.

Así, el precio del metro cúbico (m³) en la capital es de 1,28 euros frente a los 3,16 de Murcia, la más cara. Por detrás se sitúan Girona, con 1,69 euros; València, con 2,15; o Lleida, con 2.22 euros/m³, siempre según el informe de la OCU.

Y es que, ante la creciente demanda y la escasez en muchas regiones del país, este recurso esencial se ha convertido en un elemento estratégico y diferencial para las ciudades, siendo determinante en la selección de ubicación de nuevos desarrollos, tanto urbanos como industriales.