Héroes con casco y corazón que salvan vidas en Castelló

Han pasado 165 años desde que el 8 de marzo de 1859, día de San Juan de Dios que es el patrón de este Cuerpo, el entonces alcalde de Castelló, Francisco Ruiz Cazador, instituyó la Compañía de Bomberos en la capital de la Plana. Era necesario crear una fuerza para socorrer las desgracias y calamidades que pudieran suceder a los vecinos de la localidad. Los trámites para la creación de este Cuerpo habían comenzado el 25 de enero de ese mismo año, si bien se materializó a principios de marzo.

Fue entonces cuando el mandatario municipal estableció que los útiles para incendios se colocaran en los pórticos de la Casa Capitular y nombró a los primeros bomberos tomando en consideración su honradez e inteligencia. Estos se movilizaban para prestar servicio mediante el toque de campanas del Fadrí que, según el barrio de la ciudad dónde se había producido el fuego, tocaban de una forma u otra. Y así fue hasta 1941, fecha en la que se estableció el turno diario. Su uniforme estaba formado por una gorra azul oscuro con galón blanco y una blusa de tela de algodón ceñida.

Casi dos siglos han pasado desde que ese primer grupo de hombres comenzara a velar por la seguridad de los castellonenses con lealtad y constancia, hasta llegar al día de hoy, con 81 profesionales (la plantilla oficial es de 103) en este Cuerpo municipal.

Dedicación

La apasionante historia de los bomberos de Castelló la recuerdan con motivo de esta efeméride el veterano oficial del Cuerpo con 43 años de dedicación al mismo, Alberto Salvia; el oficial Antonio Costa; y el adjunto a jefatura, Adrián Nicolau, en un recorrido por el parque de bomberos, fiel testigo del paso del tiempo. En este se pueden ver todavía dos bombas de vapor de principios del siglo XX que eran tiradas por caballos; una autobomba y una autoescalera de los años 60 que suelen exhibirse en la cabalgata de los Reyes Magos; el estandarte más antiguo de la Brigada de Zapadores Bomberos de Castellón del siglo XIX (formaban parte de la Milicia Nacional, según recoge José María Fortanet en su publicación Historia de los bomberos de Castellón de la Plana (1859-1981) y las curiosas monedas que servían de pago a estos profesionales a finales del XIX y principios del XX.

 «En esa época de inicios del Cuerpo, los bomberos estaban en sus casas y cuándo sonaban los toques del Fadrí alertando de un fuego, salían hacia el lugar dónde tenían el material, los cogían y también se hacían con la medalla. El que llegaba primero, reclamaba la número 1; el segundo, la dos; y así sucesivamente. Luego cobraban en función del número de moneda que presentaban», recuerda Salvia al periódico Mediterráneo.

Durante la primera mitad del siglo XX, la compañía prestó servicio con gran precariedad y extrema abnegación, si bien a partir de los años 50 comenzó un proceso que, aunque lento, fue mejorando los medios y los recursos.

Evolución

Ya fue en los años 80 cuando se asentaron las bases para un servicio moderno de prevención, extinción de incendios y salvamento que ha culminado en el siglo XXI con un servicio acorde a los riesgos de la sociedad actual en un proceso de mejora continua.

Durante esta larga vida de los bomberos cuidando de los castellonenses, han realizado 300.000 actuaciones en la capital de la Plana --2.000 en el último año--. Hoy en día, prestan un servicio totalmente actualizado y hasta ha quedado en desuso el tradicional mástil por el que bajaban los bomberos urgentemente para acudir a sofocar algún incendio o socorrer en algún accidente y que asombraba a muchos escolares en las típicas visitas que realizan a los bomberos durante el curso. 

Las dependencias de Tetuán XIV donde en la actualidad están ubicados los bomberos es el quinto espacio donde han prestado servicio en estos 165 años. El 1859 estuvieron debajo de los soportales del Ayuntamiento para luego pasar a la calle del Agua (actual plaza Cardona Vives) y a la avenida Hermanos Bou.

Fue en 1982 hasta el año 2000 cuando se establecieron en la calle Galicia donde se abrió un parque de Bomberos con todas las instalaciones pertinentes como gimnasio, piscina para probar las bombas de agua o una zona de formación con una torre de pruebas inaugurada en 1987. Fue precisamente en estas dependencias donde tuvo lugar un fatal accidente durante una demostración a unos escolares. Falleció Javier Porcar, muy querido por sus compañeros.

A pesar del paso del tiempo, sigue inalterable el orgullo, la admiración y el aprecio que los castellonenses sienten por sus bomberos.

Toni Costa es también oficial de los bomberos de Castelló y recuerda la importancia del trabajo que desempeñan estos hombres --en la actualidad no hay mujeres en el Cuerpo--, que siempre están en alerta a todas las cuestiones que puedan requerir su intervención inmediata. Su dedicación, sacrificio y servicio al ciudadano ha sido una constante durante estos 165 años porque, según recuerda Salvia, «para ser bombero hace falta corazón». Estos 81 hombres lo tienen, y es enorme.