El Periódico Mediterráneo

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No hay quinto malo

Los cuatro ascensos a Primera División

Recuerdos imborrables. Los jugadores del Castellón que lograron el ascenso en la temporada 1940/41. Mediterráneo

Cien años de vida dan para muchos éxitos, y no pocas decepciones. Sin duda, el subcampeonato de Copa de 1973 constituye el hito más importante del Club Deportivo Castellón en su historia, aunque en la memoria colectiva son también recordados los ascensos a Primera División, incluso más que las once campañas que se militó entre los mejores, y con el reconocimiento unánime por el nivel de fútbol ofrecido. Este es el resumen de esos cuatro ascensos a la máxima categoría.

Temporada 1940/41

El Castellón se hace un sitio entre los grandes

El Castellón había iniciado una importante remodelación en la junta directiva de Juan Traver, que realizó obras en El Sequiol, vestuarios y terreno de juego, con especial atención a la mejora de los palcos para conseguir mayores ingresos, para lo que se creó también un área específica de propaganda que era toda una novedad en la época. El precio de los carnets era entonces de 10 pesetas mensuales.

En aquella directiva destacaba Federico Varella como encargado de la confección del equipo, y bien pronto se hizo con los servicios del nulense Miguel Martínez Llanes, que todavía no había realizado el servicio militar, por lo que el técnico no estaba convencido; finalmente firmaba por 1.000 pesetas, con 400 de sueldo mensual. Otro jugador de Nules era el portero Antonio Pérez Balada, que fichaba por 2.000 pesetas y 400 de sueldo mensual. Finalmente, Basilio Nieto Barranco desestimaba un puesto en Ferrocarriles para aceptar la oferta del Castellón, donde llegó aprovechando el servicio militar y recomendado por su compañero en el Valencia, Pizá; el delantero firmó por 5.000 pesetas y 300 mensuales. El resto de fichajes eran Medrano (del San Blas de Alicante), Cuenca (Hércules), Pizá (Burjasot), Safont (Sabadell) y Luzirriaga (Sestao). Seguían de la temporada anterior Antolí, Hernández, Pío, Forner, García, Argueda, Arnau, Santolaria y Guillén, quien dejaba el puesto de entrenador a Teodoro Mauri; ya con la temporada en curso firmaron Sanabre, Balsalobre y Díaz.

El equipo demostró pronto su potencial y siempre estaba entre los primeros puestos, alcanzando el liderato tras ganar en Jérez, sumando 31 puntos, uno más que el segundo; anotando 64 goles y recibiendo 34. El máximo goleador fue Basilio con 19. La plantilla fue recibida por una multitud a las doce de la noche del martes siguiente en la Puerta del Sol, y hasta hubo una representación de la zarzuela «Los gavilanes» en su honor.

Los dos primeros clasificados de cada uno de los dos grupos de la Segunda División tenían que enfrentarse en una liguilla, ascendiendo directamente los dos primeros, mientras que tercero y cuarto se lo jugarían contra los dos últimos clasificados de Primera: Zaragoza y Murcia.

La liguilla la disputaron Coruña y Real Sociedad, de un lado, con Castellón y Granada de otro. La lesión de Guillén y una expulsión de Basilio condicionó la clasificación de los albinegros. Subieron directamente Granada y Real Sociedad, mientras el Coruña se mediría con el Murcia, ganando los primeros 2-1, y el Castellón se emparejaba con el Zaragoza para jugarse el ascenso el dos de mayo de 1941 en Chamartín. El rival era el gran favorito, máxime con las lesiones de Guillén y Antoñito. Mientras, en la Plana, muchos eran los bares y locales públicos que congregaban gente para escuchar la retransmisión de Radio Castellón, por entonces la única existente, y hasta se instalaron altavoces.

Se adelantaron los albinegros por medio de Basilio (min. 5) y Arnau (min. 22), pero Martínez marcó en propia puerta (min. 39) y empató Ruiz (min. 80). A poco para el final se hizo Safont con la pelota y centraba para que Hernández, el valensianet, anotara el gol del triunfo y del ascenso. Todavía tuvo tiempo Pérez de realizar una gran intervención. La explosión de alegría entre jugadores y aficionados fue mayúscula, pero no por ello se dejó de saludar a la máxima autoridad que presidió el partido: el general Moscardó.

La expedición fue recibida dos días después, domingo 4, en una estación de tren abarrotada, llevando a hombros a los jugadores hasta el ayuntamiento y acompañados por la Banda Municipal. Alcalde y Gobernador Civil les dieron la bienvenida, luego se ofreció un vino de honor en el Casino Antiguo. Los homenajes continuaron en los días siguientes, con funciones especiales en el Teatro Principal a beneficio del club. Los jugadores recibieron 1.000 pesetas de prima por el ascenso, frente a las 5.000 que ofreció el Zaragoza a los suyos.

CASTELLÓN.- Pérez; Medrano, Martínez; Antolí, Selma, Santolaria; Arnau, Hernández, Basilio, Safont y Pizá.

ZARAGOZA.- Cabezo; Uriarte, Deva; Muñoz, Ibarra, Víctor; Ruiz, Amestoy, Vilanova, Elzo y Aldana.

ÁRBITRO.- Plácido González.

Temporada 1971/72

Cincuentenario y campeón de Segunda

El equipo alcanzó el liderato en la 5ª jornada, que conservó hasta la 28ª. Pero cuatro derrotas y un empate le habían dejado fuera de las tres plazas de ascenso directo a Primera División, que ocupaban Oviedo, Zaragoza y Elche cuando la competición llegaba a su conclusión, situación agravada por la inoportuna lesión del meta Araquistain, aunque Mendieta defendió con éxito los últimos siete encuentros. 

Se antojaba decisivo ganar al Elche en Castalia a falta de dos jornadas, pero no pudo ser. Leandro fallaba solo ante el portero en el último minuto, recibiendo el insulto en antena del popular locutor deportivo Chencho, aunque luego le pediría perdón. Juanito Planelles prometió a compañeros y entrenador que lideraría la victoria en Santander. Así fue y, lesionado Clares, asumió la responsabilidad del nueve y marcó el gol del triunfo que permitió al equipo jugarse sus opciones en la última jornada.

Junio de 1972. Figueirido, Cela, Ferrer, Óscar, Babiloni, Mendieta (arriba); Tonín, Planelles, Clares, Leandro y Félix.

El uno de junio de 1972 Castalia estaba abarrotado dos horas antes de la cita, reuniendo a 18.000 espectadores. El presidente, Emilio Fabregat, aprovechó la presencia en su directiva de Gabriel Solé Villalonga, subcomisario del Plan de Desarrollo y Procurador en Cortes, y le pidió que ejerciera su influencia política sobre el colegiado Carreira Abad. Ambos se entrevistaron en el interior del vestuario.

El partido estuvo marcado por los problemas físicos locales. El máximo goleador del equipo, Manolo Clares, tuvo que jugar lesionado; y la estrella, Planelles, había sufrido el día antes la extirpación de la uña del pulgar del pie derecho. El entrenador, Lucien Muller, desesperaba en la búsqueda de soluciones, que, una vez más, le brindaría el propio Planelles, pidiendo situarse como delantero centro porque, si no podía chutar, siempre podría marcar de cabeza (sic). Dicho y hecho, corría el minuto 53 y un centro largo del capitán Luis Cela era cabeceado por el joven burrianense de manera poco ortodoxa, elevando el balón por encima del meta visitante. 

Tanta tensión acumulada desembocaba en una invasión de campo por parte de la apasionada afición albinegra. Cuando se reanudó el juego, ya en el minuto 67, el extremo Tonín servía un córner desde la izquierda de la portería balear, lo hacía muy cerrado, sorprendiendo al guardameta. De nuevo invasión, y ya el clímax al final del partido. El Castellón alcanzaba la Primera División en el 50 aniversario de su fundación, con 50 puntos y 50 goles a favor.

El presidente no podía ocultar su satisfacción y se fundía en un emotivo abrazo en el palco con Gabriel Solé. Muchos años después, éste confesó que no se atrevió a reclamar el favor del árbitro en la soledad de su vestuario. Pero, ciertamente, el acta arbitral nunca reflejó la interrupción del partido por la entrada de gente al terreno de juego tras los goles y al término del mismo. Un olvido mayúsculo tampoco parece que fuera.

El Oviedo se proclamó campeón, ascendiendo con él los albinegros y el Zaragoza como tercer clasificado. Quedaba fuera el Elche, que llegó a denunciar que en la última jornada del campeonato había sido víctima de las primas a terceros. Nunca se pudo demostrar, y tampoco parecía una anomalía en la medida en que el Zaragoza también necesitaba ganar.

CASTELLÓN.- Mendieta, Ferrer, Cela, Babiloni (Echarri, min. 30); Óscar, Figueirido; Tonín, Planelles, Clares (Cayuela, min. 55), Leandro y Félix.

MALLORCA.- Vallespir, Mariano, Sanz, Taberner; Pons, Cano; Paquito, Doval, Cáceres, Pocholo (Martínez, min. 59) y Teixidó (Roselló, min. 66).

ÁRBITRO.- Carreira Abad (Gallego).

Temporada 1980/81

El segundo ascenso de Planelles y Ferrer

Aquel era el segundo año en que se aplicaba la normativa sub-20, que sirvió para dar entrada en el Castellón a Roberto, Conde, Ibeas y Javier Beltrán; con el tiempo los tres primeros fueron traspasados al Valencia, Zaragoza y Murcia, respectivamente, y solo una lesión impidió la proyección del cuarto, seguido por ojeadores del Real Madrid.

El presidente Antonio Sales había prescindido de Paquito para el banquillo, con quien estuvo a punto de ascender, y contratado a Benito Joanet. Quiso mantener el bloque de la plantilla, con el portero Racic y el centrocampista Planelles como grandes ejes; se había reforzado con el líbero Pulido procedente del Sevilla y a última hora al central Ferrer, que había quedado libre; pero, a falta de siete jornadas para concluir el campeonato incorporó a un futbolista veterano pero eficiente, el yugoslavo Draganic, quien estuvo a prueba en el Burgos y llegaba recomendado por Lucien Muller, firmando en calidad de cedido por 500.000 pesetas y 100.000 mensuales para el jugador.

Tercer ascenso. El Castellón volvió a subir a Primera el 17 de mayo de 1981 ante el Rayo y con Castalia lleno.

El 17 de mayo de 1981, el viejo Castalia ya era un hervidero desde varias horas antes. La recaudación fue de 5,5 millones de pesetas. Sin embargo, el esfuerzo de los jugadores y el apoyo de la afición, no encontraban su recompensa.  

En el minuto ocho de la segunda parte, una internada Ribes por la derecha fue truncada por Uceda dentro del área de la portería de la avenida de Benicàssim, fue señalada como penalti por el colegiado tinerfeño Castilla Yanes, motivo por el que el Rayo le recusaría luego a perpetuidad. Después de que Conde fallara los dos últimos penaltis a favor en Liga y Copa, el capitán Juan Planelles asumió aquel reto. Ribes se quedó mirando al banquillo esperando órdenes, pues en otra ocasión había sido el encargado, pero el técnico le mandó que se apartara. Planelles engañó al portero Mora y abrió el camino de la gloria. Ya en el minuto 82, el joven Roberto aprovechaba un servicio de Viña para anotar el segundo gol.

Castalia estalló de alegría: el terreno de juego fue invadido; Joanet arrojado a la piscina; después, el presidente y el entrenador cenaban en casa del directivo Meseguer; y mientras, el equipo celebraria el ascenso en la discoteca l’Hostal. Ya de manera oficial, hubo visita a la Plaça Major, donde empezó a reclamarse la construcción del nuevo campo; y una cena pagada por el club en el hotel Orange de Benicàssim.

La última jornada devenía intrascendente para los albinegros, pero pese a la derrota en Linares lograba proclamarse campeón de Segunda A por primera vez en su historia por un quíntuple empate.

A raíz de otro artículo en este periódico ya se sabe que Planelles tenía una prima personal de 400.000 pesetas por el ascenso, de ahí que asumiera el riesgo del penalti. Con esa cantidad invitaría por su cuenta a sus compañeros y a todos los empleados del club, junto a sus respectivas esposas y novias, a una cena sin parangón en el Restaurante Rafael del Grau,, cuya factura ascendió a 105.000 pesetas de la época. 

CASTELLÓN.- Racic; Ferrer, Pulido, Navarro; Draganic, Ribes, Planelles (Mestre, m. 82), Roberto; Viña, Bayarri y Conde (Ibeas, m. 74).

RAYO.- Mora, Anero, Uceda, García Jiménez, Izquierdo, Fraile, Fernando (Roberto, m. 81), Rial, Robles, Marián (Marín, m. 55) y Paco.

ÁRBITRO.- Castilla Yanes.

Temporada 1988/89

El ‘penúltimo’ triunfo de la cantera albinegra

El verano no pudo ser más movido y, tras la espantada de Iván Brzic, que se fue al Mallorca, se contacto con Luiche, que había realizado una buena campaña con el Villarreal en Segunda B, pero que ya tenía contrato con el Eldense. Finalmente, Luiche pagó de su bolsillo un millón de pesetas para rescindir dicho compromiso y fichaba por el Castellón.

La secretaría técnica, con Alberto Felip al frente, realizó una notable labor, que permitió la llegada de Jordi Vinyals, del Barcelona, por 13 milllones al año, en ese momento la ficha más alta en la historia del club; además del regreso de Mario Cabrera a razón de 8 millones por dos temporadas; José, procedente del Málaga; Escobar, del Cádiz; Alejandro, del Albacete; y, a punto de empezar la temporada, Fabián Bonhoff (Newel’s Old Boys).

La plantilla del último ascenso a Primera. Domingo Tárrega era el presidente y Luiche ejercía de entrenador.

El campeonato fue un vaivén en sus inicios, produciéndose un punto de inflexión definitivo tras caer derrotados por 4-1 en Santander. El portero, Martínez Puig, consideró que era responsable de aquella goleada y pidió su relevo al entrenador, quien optaría por Emilio, lo que desembocó en una arrolladora remontada clasificatoria y en el inicio de una espectacular carrera del guardameta.

Un triunfo sobre el Mallorca en casa hubiera significado el ascenso matemático, pero no se pudo pasar del empate a cero pese al empuje del público que dejó 15 millones en taquilla.

La victoria en la víspera de Las Palmas sobre el Rayo, o la del Castilla al Tenerife en la matinal del domingo, hubieran significado asimismo el ascenso. Pero tampoco pudo ser y ello obligaba a puntuar en Burgos. No fue un partido bueno, los nervios pesaron, el equipo local estrelló un balón en el poste y Emilio volvió a erigirse en baluarte. El 18 de junio de 1988, el Castellón subía a Primera. 

Aún en Burgos, hubo cena de gala en el hotel de concentración, con presencia del alcalde Daniel Gozalbo. Al regreso, el equipo recibió homenajes en Almassora, el Grau y Benicàssim antes de ir a la Plaça Major.

La semana siguiente se entregó la insignia de oro y brillantes prometida a Enrique Saura, realizaba el saque de honor la reina de las fiestas Eva Vilaroig, se goleaba al Castilla (6-0) y se coronaba la temporada con el título de campeón de Segunda, con 51 puntos, 49 goles a favor y 29 en contra. Mel, con 20 goles, era el máximo realizador.

BURGOS.- Bastón, Tamayo, Vílches, Milenkovic, Francis, Arteaga (Blanco, min. 70), Luismi, Petrov, Edu, Magdaleno y Eizmendi (Mata, min. 70.

CASTELLÓN.- Emilio; Alejandro, Javi, Bonhoff, Alfredo; Escobar, Vinyals, José; Raúl, Mel (Víctor, m. 85) y Puskas (Manchado, m. 79).

ÁRBITRO.- Hidalgo Aguilar.

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