La historia del CD Castellón es la historia de un ejercicio de supervivencia, a menudo angustioso. El último cuarto de siglo ha sido especialmente duro, desde aquel verano del 1997 en el que ya evitó in extremis un descenso administrativo a Tercera (y, posiblemente, su extinción), aunque sobre todo esa década maldita que va desde el tramo final de Castellnou2005 hasta la llegada de Vicente Montesinos.
De 2010 (el Castellón baja a Segunda B) a 2017 (Montesinos toma el control del club), la afición del Castellón vive con el corazón encogido, temiendo por la desaparición de su equipo, lo que le lleva a movilizarse a menudo y a organizarse en asociaciones como Sentimiento Albinegro, que inicia la causa contra los responsables del saqueo de la entidad (acaban de cumplirse 10 años) y cuyo juicio está muy próximo, con posibilidad de cárcel y elevadas multas a todos los que tanto debilitaron al club, hiriéndolo de una muerte de la que, por fortuna, y con el apoyo de tantos orelluts, ha terminado escapando.
Un descenso por impagos, el inicio de la causa judicial contra los que han saqueado el club...
El Castellón ha salido adelante pese al cúmulo de desgracias y reveses económicos (que ha soportado a la par que los deportivos, íntimamente relacionados a menudo. El descenso a Tercera por impagos en 2011 (nunca antes había militado en el cuarto escalón del fútbol nacional), la huelga de futbolistas por el mismo motivo del 2012, una pelea en el palco de Castalia entre supuestos directivos y el desfile de personajes que mancharon el nombre de un club que, cumplido el Centenario, se prepara para volver a ser el que fue... ¿O, por qué no, aspirar a aún más?
