La crónica del Castellón- Real Madrid Castilla | ¡Esto es fútbol, papá y mamá! (4-1)

Se puede jugar bien al fútbol frente al Recreativo, incluso hacerlo a un nivel superlativo contra el Mérida. Pero contra el Castilla, con jugadores, muchos de los cuales la próxima temporada estarán en Primera, tiene un valor incalculable. El Castellón cabalgó a lomos de su tempranero gol para ofrecer otra actuación imborrable: 4-1, pero podría haber sido un resultado de escándalo.

¿Hay un equipo que, como el Castellón, sea tan superior en su categoría en este arranque de temporada? Sencillamente, no. Tan rotundo como el fútbol, tan impactante como sus resultados.

Manu Sánchez, el defensa más delantero de la categoría, rompió el guion inicial al culminar la acción de estrategia en la que, previamente, se habían asociado Haris Medunjanin y Raúl Sánchez.

Se abrieron las compuertas en unos minutos en los que los albinegros lo hacían todo. Lo bueno y hasta lo malo. Porque el filial del Real Madrid pudo salir airoso del chorreo que le estaba cayendo cuando un clamoroso error de Óscar Gil lo acabó enmendando Gonzalo Crettaz en un inicio de encuentro de una calidad a la altura de algunos de los que se juegan dos divisiones por encima.

El Castellón merodeó otro gol con una internada de Manu Sánchez abortada in extremis. Y con la palometa de Lucas Cañizares, el hijo de Santi Cañizares, ante el bosnio. Pero el Castilla amenazaba con aprovecharse de la fiebre local, esa búsqueda del 2-0 de forma compulsiva, con varias contras.

No era un partido por el ascenso, ni para meterse en play-off, pero dudo mucho que alguien, ni de esta dimensión ni en otra, estuviera preparado para tamaño frenesí. Pasaban muchas cosas, a mil por hora. Como decía ese comentarista de Fórmula 1, “si pestañeas, te lo vas a perder”. Cayó el 2-0, en el 21, en otro córner. Y el 3-0. En 23 minutos. Inenarrable. De Miguel marcó (de tijera) por quinta jornada consecutiva y Moyita, otro de los que han contribuido al acelerón de estas últimas semanas, el 3-0. Todo perfecto. Podría haber acabado el partido entonces y cualquier albinegro habría dicho que era la noche más feliz de su vida, aunque puede que hubiese ofendido con esa afirmación a su pareja y hasta a sus hijos, por aquello de que uno se acuerda más de cuando conoce a la persona con la que acaba compartiendo décadas o por lo imborrable de la paternidad.

Imposible mantener ese nivel. El Castilla aprovechó que el Castellón resollaba para acortar distancias (lo hizo, antes de la media hora, Nico Paz, el jugador que pueda dar nombre a esta nueva generación de La Fábrica, a pase del hijo de otro ilustre como Théo Zidane).

El 3-1 y un parón por un incidente en la grada dieron paso a otro encuentro completamente distinto. Balón y dominio de un Castilla con opciones, incluso, para haber marcadado el 3-2 en un primer tiempo que se fue hasta el minuto 50.

La segunda parte

El Castilla siguió mandando al regreso del vestuario y Crettaz impedía el 3-2 de Théo Zidane, aunque Manu Sánchez tuvo el 4-1 también. Era un Castellón más terrenal, enredao también en un custionable arbitraje. Sin embargo, volvió a pegar un estirón, con Lucas Cañizares apareciendo para evitar más goles de De Miguel o Julio Gracia, si bien Mario Martín se topó con el palo.

Con todo, la noche pedía más. Y Daijiro Chirino, en un brillante colofón, puso el 4-1.

Ah, y el Castellón, despediddo con los acordes del ¡Magdalena, festa plena, es líder en solitario... e inalcanzable incluso para el Ibiza.

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