«Si abriera Argelia tendríamos que pelear por el espacio perdido»

PRESIDENTE. José Miquel, en su despacho de la Asociación Española de Fabricantes de Maquinaria y Bienes de Equipo para la Industria Cerámica. | MEDITERRÁNEO

PRESIDENTE. José Miquel, en su despacho de la Asociación Española de Fabricantes de Maquinaria y Bienes de Equipo para la Industria Cerámica. | MEDITERRÁNEO

--Describa el momento actual del sector de la maquinaria cerámica.

-Es una situación complicada. No somos ajenos a lo que sucede a los fabricantes de azulejos, de los esmaltes…, los problemas que se viven en cuanto a personal, los despidos, cierres… Todo indica que estamos en una crisis importante. La maquinaria, como no puede ser menos, viene siendo arrastrada por este contexto. Visto lo que pasa dentro de nuestro territorio, lo que nos queda es salir al exterior a vender fuera, que es una situación para muchos nueva, porque normalmente la mayoría abastecía prácticamente al mercado nacional, pero claro, si este baja un 30%, un 40% su producción, eso repercute en todos los asociados de Asebec, con una bajada importante de facturación.

Por otro lado, está el tema de Argelia, que todavía no se ha solucionado y tanto daño nos ha ocasionado tanto a nosotros como a las esmalteras. No tenemos claro cuándo se podrá abrir, pues hace ya casi dos años que estamos con ese problema y todavía no lo han solucionado.

--¿Cómo se están comportando los precios de las materias primas tras el subidón desde 2021?

-En 2022 hubo un incremento enorme de la materia prima; el acero, por ejemplo, que es un material que trabajamos mucho, tuvo un encarecimiento muy importante; en poco tiempo subió prácticamente más del doble su precio; y esto es un lastre cuando para montar una máquina o montar cualquier molde, por ejemplo, que puede llegar a pesar 10.000, 15.000 kilos. Imaginad qué es lo que supone. No puedes repercutir íntegramente todo esto al cliente, porque si lo haces, los precios serían inasumibles y desorbitados. El sector de la máquina cerámica ha sufrido mucho, porque los costes se dispararon. Algo parecido ocurrió con el gas, el tema de la energía, en el sector cerámico. Ahora se ha estabilizado un poco, pero tenemos claro que los precios que teníamos en el 2020-2021 no volverán.

Los costes han aumentado y continúan aumentando. Si hubiese sido solo la materia prima y nuestros clientes, que son los fabricantes cerámicos, no hubieran tenido el problema con el gas, a lo mejor hubiésemos podido repercutir algo, pero claro, si ya ellos están muy fastidiados, el asunto se convierte en una tormenta perfecta. Todo es un círculo vicioso, con muchos eslabones en la cadena, que ha perjudicado todo el sector cerámico.

--Vista la situación, ¿han notado un mayor interés por buscar nuevos nichos de mercado en otros sectores que no sea el cerámico?

-Siempre hay empresas asociadas que han buscado otros nichos pero, por desgracia, no acoge a la gran mayoría de los asociados, no los acoge porque no es tan fácil que una empresa, de mediano y pequeño tamaño como son las nuestras, pueda abrir nuevos mercados con un cambio de trabajo productivo de nuestros talleres o empresas. Eso supone, primero, una inversión en cuanto a maquinaria, porque nos tendríamos que adaptar al nuevo mercado. Y la otra es que entrar en esos nuevos mercados es muy complicado porque, obviamente, ya tendrías que pelear mucho por estar ahí. Abrir un cliente es cada día más difícil y obliga a hacer fuertes inversiones. Lógicamente, una de las metas es diversificar, pero hay que reconocer que ahora es muy, muy complicado.

--¿Hasta qué punto confiáis que se pueda resolver el asunto de Argelia? Parece que se ha enfriado un poco después de que se apuntara a la apertura de fronteras...

-Teníamos buenas noticias a finales de diciembre. En principio se decía que al inicio de este año podríamos tener algún tipo de solución después de que el Gobierno de Argel se prestara a abrirse a dos sectores. Ahora se habla de que será en un mes, en dos… pero esto parece un tobogán: unos días nos dicen que hay buenas noticias y, al cabo de dos o tres días, lo que era bueno ya no existe.ay una gran incertidumbre y no hay que olvidar el gran daño que nos está haciendo a los productos españoles. Nosotros teníamos buenos clientes en Argelia. Ellos en este tiempo han tenido que seguir trabajando, por lo que otros países se han aprovechado de la coyuntura de vernos desplazados. Si se abriera el mercado argelino, tendríamos que pelear mucho para recuperar el espacio perdido. Cuando una empresa tiene un mercado, con unos clientes de 15 o 20 años y de repente no te permiten trabajar con ellos, otros lo aprovechan. Es volver a empezar. Y nadie ha explicado de manera clara qué ha podido pasar para llegar a esto.

--¿Cómo se está comportando el mercado iberoamericano?

-Es uno de los principales clientes para nuestros asociados.ay mucha gente que trabaja para México, Colombia, Ecuador… prácticamente toda Sudamérica. Y sí, es verdad, no está como hace dos años, pero por lo menos sigue, es una fuente de inversión en las exportaciones de maquinaria cerámica. Se está manteniendo. No como antes, pero bueno, menos mal que todavía aguanta.

--Asebec ha sido muy combativa con la formación, la necesidad de lograr perfiles profesionales potentes que redunden en mayor competitividad. ¿Ha habido avances?

-La asociación siempre ha dado mucha cancha al tema de la formación. Consideramos que es un asunto fundamental. A su pregunta, le diré que sí hemos avanzado. Muchos jóvenes se están concienciando de que este sector supone un reto profesional importante; hay posibilidades reales de trabajo de calidad. Se han hecho cosas muy positivas. Por desgracia, el actual clima en la industria se ha enfriado a raíz de esa bajada de producción; los Ertes y Eres. El paro ha hecho que se enfríen expectativas. Después de tanta pelea, nos hemos encontrado con un parón, pero esperamos que podamos remontar el vuelo. Ahora mismo, la provincia de Castellón no es todo lo atractiva para nuestros jóvenes debido a las dificultades que están atravesando los sectores vinculados a la industria cerámica. Por desgracia, el Gobierno no ha hecho todo lo que pensamos que podría hacer para revertir la situación, como sí ha sucedido en otros países.

--¿Cómo está afectando a su sector de la maquinaria cerámica la concentración empresarial o el fenómeno de entrada de capital extranjero en firmas de Castellón?

-A la maquinaria no ha afectado tanto como a los fabricantes cerámicos. Cada empresa sabe lo que puede necesitar en cada momento y son oportunidades que a veces se tienen, se aprovechan o no, según qué casos. Ese fenómeno a nosotros no nos ocurre. Quizá porque somos empresas más pequeñas y este gran capital busca firmas de mayor envergadura, con delegaciones, o que vendan por todo el mundo. No es nuestro caso. Aunque haya compras de alguna específica, no es tan relevante como en otros ámbitos del sector, como por ejemplo los fabricantes de baldosas o las esmalteras.