En las noches del fin de semana, la zona de fiesta de Benic ssim está en plena ebullición. Son miles las personas que disfrutan de ella cada fin de semana. Sin embargo, mientras toda esa marea de gente se divierte, un nutrido grupo de policías vigila y controla que nuestra diversión no se vea empañada por ningún suceso desagradable.

Mediterráneo tuvo la oportunidad en la noche del sábado pasado de acompañar a la concejala de Seguridad Ciudadana, Nieves Gracia, en su intento de conocer cuáles son los problemas que afectan a la población al lado de una patrulla de la Policía Local de Benic ssim.

La concejala, Nieves Gracia, pudo observar el nivel de ruido que tienen que soportar algunas de las viviendas que se encuentran cerca de los pubs y las discotecas, tras la polémica suscitada en las últimas semanas. La nueva responsable en seguridad ciudadana aseguró que "este tipo de conflictos se soluciona reuniéndose con los propietarios de los locales, y así poder conseguir el equilibrio entre estos y los vecinos que quieren descansar".

Según la pareja de agentes, el tráfico, el botellón y la plaza de Els Dolors son los puntos calientes a los que tienen que hacer frente habitualmente. El primer aviso de la noche consistió en una pelea en la ya mencionada plaza, dado por un vecino que paseaba por el lugar. Sin embargo, la inminente llegada de la Policía hizo que los dos grupos enfrentados se dispersaran sin mayores consecuencias.

En este sentido, uno de los agentes confirmó que "son siempre los mismos los que montan jaleo". "Alguna vez ha ocurrido que cuatro policías se han metido para separar a los chavales, y aunque por ahora hemos tenido suerte, lo cierto es que en ese momento corres peligro, ya que estás rodeado de 400 o 500 personas que no sabes cómo van a reaccionar", aseveraba el policía.

Pero su trabajo no se basa tanto en la acción como en la prevención. Es sorprendente ver la mano izquierda que muestran cuando tienen que trabajar con gente que, posiblemente por la cantidad de alcohol ingerida, no se encuentra en plenas facultades. No deben mostrarse en exceso autoritarios, ni muchísimo menos violentos, ya que dependiendo del tipo de situación esa actitud podría tener desagradables consecuencias. Un buen ejemplo es el botellón. Los agentes se muestran atentos con las personas que se encuentran en él, y tan sólo denuncian cuando la música está muy alta. "En la academia de Policía aprendemos psicología, pero además también nos enseñan a hacer frente a situaciones de alta tensión", aseguraban.

Ninguno de los dos agentes esconde que en su trabajo están obligados a ver cosas muy desagradables, "como un accidente de tráfico, el otro día, al caerse un turismo desde unos cuantos metros". Incluso llegan a reconocer que "a veces te entran ganas de dejarlo, ya que son pocos los que te agradecen tu trabajo; aunque cuando llegas a casa y lo piensas bien, la satisfacción del trabajo bien hecho te recompensa".

Tras una visita a las villas cercanas a la zona de Montornés, en donde reinaban la paz y la tranquilidad, la concejala terminaba su inspección con los miembros de la policía concluyendo que "para la cantidad de gente que hay en Benic ssim, son pocos los conflictos que se producen".