El último bloque de nichos que se ha realizado en el cementerio municipal de Burriana, a base de planchas metálicas ha causado el rechazo inicial de los vecinos que, antes de lanzarse a comprarlos, intentan adquirirlos en otra zona para no dejar a su familiar en estos nuevos habitáculos de diseño innovador.

Este bloqueo en las ventas ha surgido tras la implantación de lo que se conoce popularmente como la nevera, dado que tiene como envoltorio unas placas de aluminio que, según los vecinos, "dan una imagen repelente". Esta cobertura está compuesta por piezas de un metro por 80 centímetros, que se quitan de la fachada cuando se ocupa el nicho. Así, hasta el momento en el que se coloca la lápida, lo que se conoce como caseta permanece tapada exteriormente por una plancha de plástico gris. Posiblemente, cuando el bloque esté totalmente ocupado, cambiará el impacto visual que ofrece ahora.

El cementerio de Burriana siempre ha sido referente para el resto de la provincia, en cuanto a que los buenos marmolistas han sabido darle un aire distinto. Para estos profesionales, "los nuevos nichos son inviables, las lápidas tienen que ser de un metro por 80 centímetros y de dos centímetros de espesor, por lo que no se pueden complacer las peticiones de los clientes, no se puede profundizar para adornar la lápida con figuras religiosas o personales ni ubicar fotografías ni espacios para las flores".

Otro problemas es que, a la hora de colocar las lápidas, hay que aflojar las otras y resulta muy difícil sujetarlas. "Es lamentable que se haya llegado a esta situación, los marmolistas vamos a presentar alternativas, tenemos que defender nuestro trabajo y caer en la uniformidad como pretende el redactor del proyecto es una vergüenza para este oficio", concluyeron. En cuanto al diseñador, es José Durán, también creador del modelo colorista para la calle San Vicente.