En 1991 se inauguraba en el Grao de Castellón el primer Planetario de la Comunitat Valenciana, el quinto de España y, en aquel momento, el más moderno. Con esta iniciativa, la provincia se situaba a la cabeza en cuanto a la divulgación de las ciencias y de la astronomía.

Pero un planetario tan solo es un magnifico simulador del cielo que le confiere un potencial didáctico excelente, pero no la posibilidad de observar el firmamento y las maravillas que esconde. De hecho, sería inviable instalar un observatorio junto a las instalaciones del planetario por la acusada polución lumínica que sufren las ciudades.

Construir un observatorio astronómico con la finalidad tanto de investigación como de utilidad pública ha sido un sueño acariciado por la Sociedad Astronómica de Castellón. Pero la fuerte inversión económica, la complejidad de elegir una ubicación en el interior, lejos de las luces urbanas, y materializar un proyecto de explotación adecuado han provocado que, hasta ahora, solo fuera un proyecto.

POSIBILIDAD Sin embargo, la asociación Portmader, gestora de la iniciativa comunitaria Leader Plus en 31 municipios de Els Ports-Maestrat, contempló la posibilidad de crear puntos de observación astronómica aprovechando la calidad del cielo del interior de las comarcas castellonenses, como un proyecto más que ayude a culminar los objetivos de la asociación, que no son otros que el desarrollo integral y sostenible de la comarca.

La iniciativa, pionera en España, se ha materializado finalmente con la construcción de cuatro observatorios astronómicos, todos ellos idénticos y en puntos altos, en Morella, Culla, la Todolella y Vistabella.

El plan ha sido supervisado por el técnico de Portmader Teudo Sangüesa, y la inversión ronda los 100.000 euros que, principalmente, se han destinado a adquirir instrumental "de excelente calidad", según explica.

Unos instrumentos que, por su calidad, garantizan una observación óptima del firmamento. Los cuatro telescopios habilitados sobre monturas computerizadas se complementan con diferentes accesorios que permiten desde variar la potencia del telescopio u observar las protuberancias del Sol de forma segura e, incluso, realizar astrofotografías.

Las cúpulas son de construcción artesanal, de forma que se ha evitado un desembolso excesivo a costa de gran ingenio de diseño. La apertura se consigue mediante el desplazamiento en dos partes del habitáculo mediante unos raíles. El aforo de cada uno de los observatorios es de entre ocho y 10 personas.