Ya es un clamor popular. Castellón quiere los chiringuitos y los quiere grandes. La reducción de metros de los locales impuesta por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino en aplicación a la ley de Costas de 1988 ha sentado mal a los usuarios. Y más cuando han comprobado, tal como Mediterráneo dio a conocer ayer, que en otras comunidades como Andalucía, Cataluña o Baleares se han montado locales de grandes dimensiones con total tranquilidad, tal como admitieron los empresarios consultados de esas regiones.

Así, el encargado de uno de los bares playeros de la provincia, Ricardo Stasi, explica que “no es justo que hayamos tenido que quitar espacio porque aquí no molestamos a nadie”. Además, indica que “al haber reducido la dimensión de la madera del suelo para nuestros clientes es incómodo porque pisan arena, sobre todo, las chicas con tacones”.

Aunque los clientes son los que más disgusto han mostrado ante la apariencia diferente que muestran los chiringuitos castellonenses con respecto al año pasado.

Aurora Cortés es una de las usuarias que ayer disfrutaba de un aperitivo frente al mar en el Gurugú y asegura que “es una pena que el Gobierno obligue a tomar estas medidas porque antes había hasta zona de masaje”. Aunque confía en que “los mantengan porque, si desaparecen, será una auténtica desgracia”.

Joaquín Martín procede de Albacete y señala que “vamos al revés, y lo que se debería hacer es que fueran más grandes para dar el servicio a la playa, como en otros sitios a los que hemos ido”.

AGRAVIO COMPARATIVO // Tantos los hosteleros como los ayuntamientos castellonenses han denunciado en diversas ocasiones un “agravio comparativo” entre las comunidades autónomas. Además, aseguraron que los técnicos de Costas midieron “al milímetro” las instalaciones para no sobrepasar el máximo que establece la norma, 20 m2 en lo que considera como zona de dominio público marítimo-terrestre.

En la provincia se podrán disfrutar de 28 chiringuitos, aunque más pequeños que antaño. H