Doce hombres de Portell, acompañados por el cura y sus ayudantes, salieron hacia Sant Pere de Castellfort, cumpliendo así una tradición, que según documentos del obispado de Tortosa, ya existía en 1514. Els Peregrins de Portell salen del pueblo separados por 50 pasos y, a cada toque de campana, parte uno de la iglesia. El último lleva una campana que sirve de aviso para el resto. Antiguamente, los peregrinos solo podían ser hombres casados aunque, con el despoblamiento, se admite a todos los que tienen vínculos con la localidad y llevan una vestimenta sencilla. RD