Los miembros de la Colla de Dolçainers i Tabaleters de Benicàssim y los alumnos de algunos de los cursos impartidos por la Escuela de Personas Adultas (EPA) del Ayuntamiento han sido los primeros en sumergirse en el edificio de la Nau de les Arts --inaugurado hace medio año meses-- y disfrutar de sus instalaciones.

La infraestructura ha abierto sus puertas con el ensayo de los dolçainers benicenses, que utilizarán el espacio de forma continua para desarrollar su actividad, pero no han sido los únicos. Los vecinos inscritos en algunos de los talleres que ofrece la EPA de corte y confección, idiomas, dibujo y pintura, restauración de muebles, informática, fotografía digital, animación a la escritura, lencería fina o manualidades, “también están utilizando ya los módulos del espacio”, según informó el concejal de Cultura, Mauro Soliva.

La nueva corporación baraja diversos nombres -prestando atención a todas las propuestas recibidas-- para cambiar la denominación del nuevo edificio, ya que, según detalló Soliva, “ya no se puede utilizar para albergar diferentes actividades culturales y de formación abiertas al público y dirigidas a los más jóvenes -tal y como planteaba el anterior gobierno--, como exposiciones o presentaciones, ya que la obra no cumple la ley vigente de accesibilidad para que las personas con capacidad reducida puedan utilizar todo el espacio”.

APROVECHAMIENTO // Por eso, y con la intención de “sacarle el máximo partido a esta infraestructura, que ha supuesto una inversión de 200.000 euros”, el nuevo ejecutivo ha optado por “ceder el espacio a asociaciones y entidades locales que estén interesadas en aprovecharlo y para las cuales no sea un impedimento que algunos de los módulos no estén adaptados para minusválidos, ya que a algunos espacios únicamente se puede acceder por medio de escaleras”, indica.

La Nau de les Arts es un proyecto del arquitecto Santiago Cirugeda, que consistió en la transformación del antiguo almacén de Renfe, ubicado en la avenida de la Estación, en un edificio cultural de vanguardia, acoplando en el espacio viviendas contenedores que conllevan ciertas ventajas medioambientales, sociales y económicas, pero, según señaló el edil de Cultura, la idea de estos habitáculos temporales para acoger actividades artísticas ha quedado totalmente descartada. H