La imponente imagen final de la Virgen de los Desamparados fue posible, en parte, gracias a los floristas del municipio, que confeccionaron más de 600 ramos. “Hemos diseñado un ramillete estándar, compuesto de margaritas y un poco de follaje verde, para que resalte el color blanco, símbolo de pureza”, comentaba María Jesús, una de las floristas de la localidad. Además, tal y como señaló, “se trata de un adorno sencillo y muy económico, porque se trataba de que fuera asequible para todos los bolsillos y bonito a la vez, para que, en tiempos difíciles, como el que atravesamos, todo el mundo pudiera comprarlo”, añadió.