El futuro de la parcela del Termalismo, situada sobre lo alto de una colina con unas vistas privilegiadas de la costa de Benicàssim, se abordará tras el derribo de los dos edificios. Los trabajos de demolición está previsto que arranquen en enero, tras las vacaciones navideñas, debido al mal estado de parte de su estructura. Y el objetivo es que estén finalizados antes de Semana Santa.

El futuro para este solar es un asunto que tratarán primero los propietarios entre ellos --familia Farnós, Carpi y Forner--, una vez se haya llevado a cabo el derrumbe. Después, está previsto que se inicie una ronda de conversaciones con el equipo de gobierno y todas las fuerzas políticas en el consistorio con la finalidad de buscar una solución buena tanto para el municipio como para su desarrollo turístico, según ha podido saber este periódico.

El suelo está calificado desde el Plan General de Ordenación Urbana de 1992 como asistencial sanitario, cuando se modificó de residencial a este nuevo uso.

Se trata de una calificación que únicamente permite la construcción relacionada con centros hospitalarios y que ha dificultado, en estos 25 años desde el cierre del Termalismo, la llegada de inversores interesados en una de las parcelas más atractivas de toda la localidad costera.

El concejal de Urbanismo de Benicàssim, Carlos Díaz, explicó que en el caso de existir «alguna iniciativa que presente una modificación se podría estudiar el cambiar el suelo en el Ayuntamiento», como podría ser, por ejemplo, a terciario. Este paso posibilitaría la proyección de un hotel u otro tipo de establecimiento de prestación de servicios al público. A lo largo de los años sí ha habido varios acuerdos plenarios en los que se ha acordado que nunca se harían apartamentos allí, según recordó el edil.

Una vez derribados los dos edificios del Termalismo de Benicàssim, que han protagonizado desde lo alto de la playa del Voramar la estampa más típica de la localidad costera, quedarán al descubierto en la vista, sin embargo, unos apartamentos situados justo detrás, pertenecientes al término municipal de Orpesa.

Después de Navidad está previsto que arranquen las primeras tareas de demolición. Desde el pasado verano se ha estado trabajando en el proyecto, para buscar las empresas más solventes cara a tener garantía de demoler estos bloques, de considerables dimensiones, con la mayor seguridad y las mínimas molestias para los vecinos y turistas.

La próxima junta de gobierno, que se celebrará el jueves, en la jornada previa al pleno ordinario en el Ayuntamiento, se abordará el expediente de ruina de ambos edificios y la aprobación de la licencia para su derribo. Fueron los propios dueños los que solicitaron su demolición tras comprobar con informes técnicos que parte de la estructura se encuentra en mal estado y por una cuestión de seguridad. Los bloques también han sido supervisados por los técnicos municipales, que lo han corroborado.