Qué pocas cosas habrá tan valleras como una cena de empedrao. Esta receta, de especial contundencia por su mezcla principal de arroz y pasta de alubias --entre otros ingredientes--, parecería más adecuada para una comida, con más horas por delante para reposarlo y hacer una buena digestión, pero las fiestas patronales de la Vall d’Uixó no serían lo mismo sin una noche de estómagos valientes, y en las de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo esa jornada fue ayer.
Como sucediera el pasado jueves con la caldereta de bou, la plaza de la Sagrada Familia volvió a verse ocupada por la intendencia necesaria para que quedara bien patente que era un día grande, porque las celebraciones de este año llegan a su fin y con ellas muchos días de compromisos, reencuentros, devoción y comida, mucha comida. Las fiestas populares no son lo mismo si no convocan a los vecinos en algún momento para compartir mesa y mantel.
ÉXITO DE ASISTENCIA / Desde que esta cita se celebra, el único condicionante que puede impedir que sea un éxito es la lluvia, y anoche no se dio el caso, afortunadamente, porque la comisión llevaba algunos años teniendo que reorganizarse con urgencia para que las precipitaciones otoñales no dieran al traste por completo con sus planes. Así, con la meteorología de su parte, casi 2.000 comensales recibieron una generosa ración de empedrao y se prepararon para despedir casi dos semanas que han sido un fiel reflejo de las tradiciones locales de la Vall.
Si bien es cierto que con este empedrao en años anteriores se clausuraba el programa, en esta ocasión tendrán lo que popularmente se denominaría como una traca final. Un toro de Peñajara patrocinado por la peña 8 del 8 saldrá al mediodía de los toriles para cerrar un cartel que se ha caracterizado hasta el momento por el buen espectáculo.
La de hoy será una mañana muy intensa desde el punto de vista taurino, porque en las fiestas del Santísimo Cristo del Calvario del barrio Carbonaire también tienen programadas dos exhibiciones matinales. Domingo taurino, como pocos.
