EL SEPRONA MEDIA PARA BUSCARLE AYUDA

La segunda vida de la perra a la que su dueño le arrancó los dientes en la Vilavella

‘Sultana’, la perra a la que su propietario maltrató y abandonó, se recupera de la crueldad sufrida junto a José Luis, el hombre que la rescató y que la ha reconciliado con su especie

'Sultana' se ha recuperado en manos de José Luis, que la ha acogido tras rescatarla de una muerte segura.

'Sultana' se ha recuperado en manos de José Luis, que la ha acogido tras rescatarla de una muerte segura. / MÒNICA MIRA

José Luis Halcón prefiere que se sepa poco de su identidad públicamente. Tiene sus razones, pero la suya es una de esas historias que merece ser contada, tanto por sus circunstancias personales como por sus acciones, porque gracias a su providencial intervención, Sultana se recupera de la crueldad humana

Sultana es la perra que protagonizó una impactante noticia hace unos meses, cuando se supo que la rescataron después de que su dueño, el que le arrancó los dientes, la abandonara. El animal que es hoy no tiene nada que ver con el que fue cuando la encontró José Luis deambulando al límite de sus fuerzas por la marjal de Nules. Y es que el destino, tan caprichoso a veces, cruzó en el camino de esta galga lo peor y lo mejor del género humano, por fortuna en ese orden.

José Luis ha salvado a esta perra que alguien torturó y dio por desahuciada, y Sultana se ha convertido en una motivación a cuatro patas para un hombre con mucho vivido, sufrido y peleado. Porque de eso va la existencia para muchos perros y personas, de sobrevivir como se pueda.

Así se hizo eco 'Mediterráneo' el pasado 18 de octubre de la lamentable noticia.

Así se hizo eco 'Mediterráneo' el pasado 18 de octubre de la lamentable noticia. / Mediterráneo

Vida ‘de perros’

Halcón habita --con el consentimiento de su propietario-- una caseta abandonada y algo destartalada en la marjal nulense junto a su primer perro, Sultana y, desde hace poco, Reina, una podenca que llegó a él en los huesos y herida, que ahora se recupera compartiendo con su rescatador lo poco que tiene. Lo afirma con rotundidad: «Me quitaría la comida de la boca por mi perro».

'Reina', la podenca rescatada hace poco por José Luis, herida y en los huesos.

'Reina', la podenca rescatada hace poco por José Luis, herida y en los huesos. / MÒNICA MIRA

Con más de 70 años, este legionario retirado y poeta casi por casualidad espera poco ya de la vida y de la gente, porque ha degustado la hiel de los prejuicios y la falta de empatía de quienes llegaron a negarle el agua de una manguera para beber. Siente poco, afirma. Los palos curten el corazón «como una piedra», aunque si le preguntaran a sus perros, en especial a Sultana, es muy probable que afirmara todo lo contrario. Para ella, ha sido oportunidad y esperanza.

Vive en una caseta donde escribe poesía a la luz de las velas; trata de refugiarse del frío sin unas puertas decentes y de la lluvia bajo un techo lleno de goteras

Su ángel de la guarda ha perdido muchas cosas por el camino. Lejos de su tierra natal, ha construido su particular hogar entre las cuatro paredes propiedad de otro, donde escribe poesía a la luz de las velas; trata de refugiarse del frío sin unas puertas decentes y de la lluvia bajo un techo lleno de goteras, y no hay grifo que al abrirlo le permita limpiar y asearse. Las garrafas de plástico que llena donde puede suplen esa carencia. Uno puede perderlo todo, pero quizás la obligación de la sociedad debería ser, al menos, preservar su dignidad. Con conocerlo, salta a la vista que con poco se conforma, aunque ese poco no puede ser menos que nada.

'Reina' y 'Sultana', las dos perras que han sufrido maltrato animal y que ha rescatado José Luis.

'Reina' y 'Sultana', las dos perras que han sufrido maltrato animal y que ha rescatado José Luis. / MÒNICA MIRA

Desde el ostracismo al que lo ha condenado una sociedad demasiado compleja en la que no todo ser viviente encaja, José Luis ejerce de ciudadano comprometido que fue crucial para detectar un vertido contaminante y facilitar la investigación del Seprona. Y es desde la Guardia Civil, más allá de las obligaciones del cuerpo, donde están tratando de ayudarlo, mediando por él ante el Ayuntamiento. Han conseguido que se regularice la situación de Reina para que pueda adoptarla, y confían en que alguien ayude con lo mínimo —un techo y unas puertas que lo resguarden, y agua— a este hombre solo, salvo por sus perros. Quizás se rescataron mutuamente.

Rescatador y poeta

«Estoy aquí entregado de cuerpo y alma a la batalla de vivir (...) como roca incandescente, quemándome lentamente sin ningún sentido, sin ningún padecer. Estoy aquí, esperando un nuevo amanecer sin nubes y sin nieblas», relata quien se describe como alguien endurecido, mientras se vacía en las palabras