Otro problema para el sector

Nadie quiere la lana de las ovejas del norte de Castellón: De producto codiciado a no tener salida

Los ganaderos no encuentran salida en el mercado al producto

Utilizan varias masías como puntos de almacenaje de kilos y kilos de lana

Los ganaderos optan por acumular el producto en sus masías porque no logran venderla ni colocarla.

Los ganaderos optan por acumular el producto en sus masías porque no logran venderla ni colocarla. / Javier Ortí

Un producto que era muy lucrativo para el sector primario del norte de Castellón se ha convertido en un quebradero de cabeza. La lana de las ovejas es ahora más bien un problema por las dificultades para venderla en el mercado. En este sentido, son muchos los profesionales del campo de Els Ports que se quejan ante la coyuntura que les obliga a acumular lana, incluso de varios años, hasta que consiguen que alguien pase a recogerla.

El ganadero de Morella Joel Pascual explica que hasta hace cuatro años se pagaba mal, pero recibían una pequeña remuneración por kilo de lana. «A día de hoy, sin embargo, no la recogen ni dándola». En una línea muy similar se pronuncia Amadeo Sorribes, también morellano. «Las personas de esta zona que se dedicaban al comercio de lana han dejado de hacerlo. En España queda muy poca gente que se dedique a este oficio», comenta.

Masías como almacenes

Ante la falta de personas o empresas que quieran recoger la lana esquilada de las ovejas, los ganaderos optan por agruparla en diversas explotaciones. Los masoveros tienen en esos puntos un espacio donde depositarla para facilitar su recogida, evitar desplazamientos y reducir costes, por si surge alguien que tenga interés por los excedentes.

Además del trabajo que supone guardarla, Amadeo Sorribes teme que sea una «carga extra».

Además del trabajo que supone guardarla, Amadeo Sorribes teme que sea una «carga extra». / Javier Ortí

«He bajado mi lana a la masía de un amigo para ver si así conseguimos que vengan antes a por ella», explica David Royo, que gestiona diversas masías en la comarca. No obstante, Royo también lamenta las condiciones de mercado. «Ya no es que no nos paguen, es que el trabajo ahora es nuestro para sacárnosla de encima», señala.

Hace más de medio siglo la lana era muy bien pagada. Su cuesta abajo se produjo por la llegada de nuevos materiales y técnicas de producción que han revertido en que la lana de las ovejas haya dejado de ser atractiva para la industria textil. Los ganaderos recuerdan cómo en las décadas de 1950-60 era «muy codiciada y bien remunerada». «Las generaciones pasadas recuerdan que entonces esquilaban el ganado dos veces al año porque se pagaba muy bien», ejemplifica Sorribes.

Por su parte, Pascual relata que «los mayores explican que sacaban más rendimiento por la lana de las ovejas que por los corderos». «El sector primario vamos perdiendo mercado», dice resignado.

¿Otra carga para el sector?

El miedo que tienen es que la destrucción de la lana se convierta en una carga extra para el sector. «Esperemos que a ningún iluminado se le ocurra gravar con un impuesto el hecho de destruir la lana, como han hecho con los animales muertos o los medicamentos caducados. Siempre pagamos los mismos», reprocha Sorribes.

La situación que padece el norte de la provincia se repite por toda la geografía española. El presidente de la asociación de ganaderos del Valle de Broto, explicó en el Diario del Alto Aragón, que «hay que investigar para encontrar una nueva utilidad a la lana y conseguir una economía circular que beneficie a todos», propuso.

Una demanda compartida es la necesidad de dotarse de un punto de recogida de lana que, por el momento, no existe ni en la Comunitat ni en Aragón. En Cataluña crearán uno (Tagamanent, Vallès Oriental). Estará en la primera planta de tratamiento de lana de esta autonomía.