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Greenpeace bloquea la entrada de un buque gasero en el puerto de Sagunt

Greenpeace bloquea la entrada de un buque gasero en el puerto de Sagunt

Activistas de Greenpeace han accedido esta mañana a bordo del buque Esperanza al puerto de la planta regasificadora de Enagás en Sagunt para impedir la entrada del buque gasero Merchant que proviene de Estados Unidos, cargado de gas de fracking, según aseguran desde el colectivo.

Los activistas, de 18 nacionalidades distintas, portan pancartas con los mensajes “El gas no es el futuro” y “No + Gas” en español y en inglés pues Greenpeace exige a Enagás (operadora de la red de gas) y a las empresas energéticas un plan de abandono progresivo del gas fósil, "también llamado con el eufemismo de gas “natural”", apuntan desde la organización.

Zódiacs del colectivo se han aproximado al buque Merchant, que porta un cargamento de 138 mil metros cúbicos de gas licuado (como 41 piscinas olímpicas), para pintar en su costado el mensaje “No + Gas”, mientras un escalador se ha encaramado al ancla del barco para ejercer una resistencia pasiva.

Greenpeace reclama al Consejo Europeo extraordinario de Energía que se celebra hoy que "aborde la escalada de los precios desde la raíz del problema, es decir, la dependencia que existe del gas". A su juicio: "Los gobiernos deben aplicar medidas urgentes para proteger a las personas vulnerables afectadas por las subidas de los precios de la energía causadas por la volatilidad del gas, y acelerar la eliminación de todos los combustibles fósiles, incluido el gas, para evitar futuros riesgos".

La planta de regasificación junto a la que está anclado el Esperanza, como apuntan desde el colectivo, "es propiedad de Enagás en un 72,5% y es uno de los puntos calientes de la llamada crisis del gas".

Greenpeace advierte que "ya se están viviendo las consecuencias de esta crisis, tanto en la economía global, como en la nacional, afectando a toda la población por los continuos récords de subida de precios en la factura eléctrica. A esta crisis de precios se le suma la grave emergencia climática a la que nos enfrentamos. En concreto, de media, la planta de Sagunt es responsable de unas 4,5 millones de toneladas de emisiones directas anuales de CO2 (las mismas emisiones que casi 1.400.000 coches durante un año)", afirma en un comunicado.

“El primer paso para que haya una transición que sea ordenada y justa con las personas es que los fondos de recuperación no se queden en manos de las grandes corporaciones que nos han traído a esta emergencia climática. El gas tiene que parar. Un gobierno y unas empresas que quieran demostrar su compromiso en la lucha contra el cambio climático lo primero que tienen que hacer es poner fecha de caducidad a todos los combustibles fósiles”, ha declarado Francisco del Pozo, responsable de la campaña de gas de Greenpeace.

Con esta acción de protesta pacífica, y a menos de una semana del inicio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en Glasgow (COP26), Greenpeace denuncia que "el gas no es un combustible ni limpio ni de transición, ya que en realidad es un potente emisor de gases de efecto invernadero compuesto fundamentalmente por metano, un gas con un potencial de calentamiento global a los 20 años, 84 veces superior al del CO2. En su proceso de extracción y transporte hay filtraciones de metano y finalmente durante su quema para los diferentes consumos, también produce CO2".

“Es hora de que Enagás y el resto del sector gasista asuma un compromiso urgente y real en la lucha contra el cambio climático y la transición energética y dejen de promover soluciones dudosas con publicidad verde y dinero público para mantener su modelo de negocio”, ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, “empresas como Repsol, Naturgy o Shell invierten millones en publicidad para convencernos de que un combustible fósil tan dañino para el clima como el gas puede ser parte de la solución a la emergencia climática. Ha llegado el momento de quitar el micrófono a los asesinos del clima y apagar su sucia propaganda”.

El pasado 4 de octubre Greenpeace, junto con otras 20 organizaciones, lanzó una iniciativa europea ciudadana para prohiir la publicidad y patrocinios de los combustibles fósiles. El objetivo es conseguir un millón de firmas que la organización está recogiendo a través de la página web ¡Basta de publicidad de combustibles fósiles! [1]. Greenpeace también ha realizado acciones de protesta similares en Holanda y en Croacia.

El gas, como apuntan desde el colectivo, "es el combustible fósil que más crece en el mundo y se ha convertido en la segunda fuente de energía fósil en Europa".

La organización ecologista considera "imprescindible" establecer un calendario "para el abandono del gas junto con el resto de energías sucias y aumentar la proporción de energía renovable en el mix energético con participación de la ciudadanía".

Greenpeace demanda que "haya un sistema eléctrico 100% renovable, libre de gas fósil, no más tarde de 2030 y alcanzar el cero neto de las emisiones en 2040".

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