De Suárez a Sánchez: todos los momentos dramáticos de la Moncloa

Casi todos los presidentes han vivido salidas traumáticas o instantes dramáticos en los últimos 40 años de democracia

Suárez, en el Congreso en 1978

Suárez, en el Congreso en 1978 / MARIAN ROSADO /EFE

J. Vives

El de político es un oficio de alto riesgo, y el voltaje aumenta de manera directamente proporcional a la importancia del cargo. Desde el inicio de la democracia, la salida de los jefes del Ejecutivo ha estado marcada por los conflictos en la mayoría de los casos. No se sirven perdices en la cantina de la Moncloa. Han sido finales abruptos, traumáticos, que también se han dado en la Comunitat Valenciana. Pero también momentos de gran dramatismo, con el futuro pendiente de un hilo, como el que se ha producido en los últimos días en torno al futuro de Pedro Sánchez, que parecía encaminado a la dimisión que, finalmente, no se ha producido.

1981: “¡Quieto todo el mundo!”

El 29 de enero de 1981, Adolfo Suárez presentaba la primera dimisión de la historia de la democracia. El primer presidente, elegido en 1977, renunciaba acosado por las disensiones internas. “No me voy por cansancio”. “Me voy sin que nadie me lo haya pedido”, trasladó en un mensaje histórico televisado. Aunque el famoso ruido de sables también sobrevolaba aquel mensaje: “Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España”, deslizó. Finalmente, el 23 de febrero, día marcado para la investidura del nuevo presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, la sesión quedó interrumpida por el golpe de Estado, con el asalto del teniente coronel Antonio Tejero con un grupo de guardia civiles, que terminó de blindar el asentamiento de la democracia.

1996: el inicio de la polarización

Vista con perspectiva, la salida de Felipe de González tras 15 años como presidente del Gobierno fue la más plácida de todas. Se presentó, perdió y comenzó la alternancia que marca el diapasón de la historia política de España. Eso sí, sus mandatos, sobre todo al final, estuvieron marcado por varios años de alta crispación política y polémicas ligadas a la corrupción, con campañas de comunicación política como la del doberman, que anticipaban el tono general de la política española de los años siguientes.

2004: “¿Quién ha sido?”

José María Aznar lo había decidido todo. Lo que duraría su mandato (solo dos legislaturas), quién le sustituiría (Mariano Rajoy) y cuándo: en marzo de 2004 con una previsible mayoría renovada para el Partido Popular, según todas las encuestas. Sin embargo, los atentados del 11 de marzo en Madrid y la gestión informativa del inquilino de la Moncloa en las horas que siguieron a la matanza, provocaron una multitudinaria reacción social que terminó en el inesperado vuelco electoral. El legado de Aznar quedó condicionado por aquellos días, así como las relaciones entre la izquierda y la derecha política española, unos puentes rotos que todavía no se han reconstruido.

2011: adelanto electoral y retirada

La gran recesión económica que estalló en 2008 liquidó completamente el mandato del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando aún faltaban meses para agotar la segunda legislatura, y con el país condicionado por el paro y por los duros recortes, Zapatero reconocía el fracaso al adelantar los comicios y apartarse, una convocatoria para que "otro Gobierno dé certidumbre". Fue su vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, el que se presentó a las elecciones del 20 de diciembre de 2011, donde Mariano Rajoy logró su mayoría absoluta. El legado de Zapatero también quedó complemente condicionado por la situación económica, hasta el punto de que no fue hasta años después cuando la propia izquierda puso en valor los avances en derechos sociales o el final del terrorismo.

2011: Camps y los trajes

Ese mismo año, el presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps también presentó su dimisión. En aquel caso, fue por las sospechas de corrupción, en concreto por el caso de los trajes. Fue, dijo, un “sacrificio personal para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno y el PP gobierne España"; una decisión "firme, personal y sentida", y un "sacrificio político y familiar" que se reconocía "completamente inocente de las barbaridades” duchas sobre él. No era la primera vez que un presidente valenciano dimitía. En 2002, Zaplana dejó el cargo de president para marcharse como ministro de Trabajo de Aznar. Camps dejó paso a Alberto Fabra, que también vivió momentos duros por la gestión de la crisis.

2018: Rajoy, la sobremesa y la moción de censura

La primera moción de censura que terminó con la destitución de un presidente del Gobierno fue la que, precisamente, convirtió en jefe del Ejecutivo a Pedro Sánchez. En junio de 2018, tras una sentencia por corrupción contra el PP, Rajoy no pudo resistir tras dos legislaturas donde la sombra de la corrupción siempre acompañó al partido. Durante el largo debate de la moción de censura, pasó a la historia la imagen del bolso de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría ocupando el escaño del presidente, que vio la historia pasar desde un restaurante cercano.

2024: Sánchez: “Necesito parar”

El último momento dramático de un inquilino de la Moncloa se ha vivido en estos días de abril de 2024, cuando Pedro Sánchez hizo pública a través de una carta que la presión política y la polémica investigación judicial a su esposa le había desbordado personalmente. Un episodio -la carta y el cese de actividad durante 5 días- convertido en un drama retransmitido al minuto. “Necesito parar y reflexión. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena”, escribió en su carta. La decisión ha sido tan inesperada como los días previos: todo sigue igual.  

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