Primer Foro del Agua de la Comunitat Valenciana

Hacia un nuevo modelo de gobernanza en la gestión del agua urbana

Autoridades y responsables de empresas de distribución señalan la importancia de reinvertir en la mejora de infraestructuras y plantean una posible entidad reguladora

José Claramonte (Facsa), Pascual Fernández (AEAS), Miguel Polo (CHJ), Juan Valero de Palma (Fenacore) y Carlos Mundina (Emshi) protagonizaron una de las mesas redondas más interesantes del I Foro de Agua, con propuestas y análisis de cómo se encuentra el sector.

José Claramonte (Facsa), Pascual Fernández (AEAS), Miguel Polo (CHJ), Juan Valero de Palma (Fenacore) y Carlos Mundina (Emshi) protagonizaron una de las mesas redondas más interesantes del I Foro de Agua, con propuestas y análisis de cómo se encuentra el sector. / M. Á. Montesinos

Josep Bartual

El I Foro del Agua de la Comunitat Valenciana, organizado por Prensa Ibérica en colaboración con Facsa Ciclo Integral del Agua, tenía en la mesa redonda Claves del modelo de gestión del agua, uno de los principales debates de interés, tanto por la calidad de los ponentes como por las reflexiones que suscitaría. Lo cierto es que no decepcionó e incluso faltó algo de tiempo para abordar la cuestión de las tarifas. Responsables públicos y privados trataron de resolver hacia dónde se dirige el futuro de la gestión del recurso en plena emergencia climática. 

José Claramonte, director general de Facsa, puso las bases del coloquio en torno al modelo de gestión del agua, además de ejercer de moderador de la mesa. Claramonte recordó que por el 150º aniversario de la compañía, Facsa había elaborado el informe Estudio sobre el modelo de gestión del agua en España, un documento muy completo y una perspectiva global que lo convierte en una consulta obligada entre los profesionales del sector. El representante de la compañía de ciclo integral del agua recordó que era necesario poner en el centro del debate el recurso hídrico para «cuestionarnos si es necesario un cambio del modelo de gestión». 

«El agua es un recurso finito, pero en constante crecimiento, porque cada vez tenemos nuevos usos. Esto supone un desafío, el reto de casar en el futuro la oferta y la demanda del agua, y para ello tendremos que rediseñar este modelo de gestión. El futuro nos va a obligar a buscar más almacenamiento de agua, buscar esas fuentes no convencionales. Y vamos a tener que buscar eficiencias a través de las innovaciones tecnológicas y potenciar muchísimo más la innovación en el sector», explicó Claramonte.

El modelo de gobernanza

En este contexto, el director general de Facsa preguntó a los ponentes si percibían la necesidad de un cambio de gobernanza en torno a la gestión del agua. Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, dio contexto histórico a esta cuestión: «España es pionera en establecer una legislación del agua, que tenía dos modelos, el castellano que daba derecho a usar el agua al ribereño, frente a la vía valenciana, en la que el derecho lo da el ente supremo. Tenemos un sistema concesional de agua que otorga derechos, y es un problema porque esas concesiones tienen propietarios. Aquí cada uno venía a defender lo suyo y eso sigue siendo una realidad».

Carlos Mundina, presidente de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi), no veía tan claro que se necesite un nuevo ente regulador basándose en su experiencia. «Si analizamos la tarifa en alta de la Emshi se puede comprobar que prestamos el servicio y tenemos recursos para hacer inversiones del orden de 13 millones de euros al año. Desde 2020 seguimos manteniendo la tarifa y el nivel de inversiones, porque introducimos gestiones eficientes en el agua. No sé hasta qué punto un regulador entraría en competencia con las administraciones locales. Es un tema en el que tengo alguna duda», admitió.

Por su parte, Juan Valero de Palma, presidente de Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore), sí pidió al menos que por ley se dedique una partida a inversiones en todo gestor. «Tenemos una buena legislación del agua y prevé que los cánones se puedan incrementar o no. Ese marco regulador ya lo tenemos y las empresas gestoras se autogestionan. Por ejemplo, en nuestro sector hay regadíos que incrementan el coste hasta el 400% si consumen más dotación de la prevista. Creo más en la autorregulación, pero creo que sí que hay un problema con las inversiones a nivel municipal. Creo que sería aplicable, como sucede en la ley de la propiedad horizontal, una reserva de un mínimo para inversiones. Obligar por ley que un porcentaje del 5 o del 10 por ciento se destinara a generar inversiones, y entonces no haría falta regulador, y el alcalde de turno no asumiría el coste político de incrementar las tarifas», argumento.

Un argumento a favor

Quien tenía una posición totalmente definida era Pascual Fernández, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). «¿Qué hacen los países con el regulador?», se preguntó. «Pues en todos los países europeos hay un regulador, de hecho hay 32, y si no, existen mecanismos de autoregulación, pero en España no», lamentó. 

«El debate de las tarifas del agua es municipal y el problema es que no se trata con argumentos técnicos. En nuestro país no se cumple la directiva marco del agua, es decir, que el agua pague el agua. El agua urbana se debe financiar con una tarifa y esta situación no se cumple de manera generalizada, eso es una realidad. Lo vemos a diario en los medios, da igual quién gobierne, se oponen a las subidas del agua. Por lo tanto, hay que sacar esta cuestión importante del debate estéril político», reclamó.

Cómo están las cuencas

Anteriormente al debate sobre el ente regulador, José Claramonte había pedido a la mesa que analizaran cómo se encontraba el recurso hídrico en los diferentes sectores que hacen uso del agua. Miguel Polo, presidente del CHJ, señaló que su demarcación tiene los sistemas del Júcar y el Turia «en situación de normalidad», pero sin embargo en otros sistemas pequeños como la cuenca del Millars o la comarca de la Marina Baixa tienen más dificultades, aunque no la sequía en sí, sino porque «no tenemos presas de regulación ni capacidad de regulación, porque se necesita mucha agua, ha de ser un sistema cerrado e impermeable».

Con todo, Polo reconoció que, en general, basta leer el plan hidrológico «para saber que hay problemas, como la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación de los mismos, la degradación de los ríos o la contaminación urbana, donde, por cierto, la Comunitat Valenciana es un referente de depuración de agua pese al desbordamiento de colectores».

Por su parte, Carlos Mundina, presidente de la Emshi y concejal de València, avanzó que tanto la cuenca del Turia como la del Júcar estaban «en normalidad», pero que resultaba curioso que a escasos kilómetros «hay municipios con preemergencia, como Sagunt». «Pero gozamos de esa seguridad de las cuencas», reiteró el edil.

Un campo modernizado

Juan Valero de Palma, presidente de Fenacore, centró su intervención en desmitificar lo que él consideraba que eran falsos mitos. «El 80% de la demanda es de los regadíos si tenemos en cuenta las necesidades. Pero si nos vamos al uso real, el porcentaje está entre el 60-70%, porque cuando vienen situaciones de sequía somos los primeros que sufrimos las restricciones». Valero de Palma continuó: «Se acusa al regadío por tener mucha demanda de agua, pero estamos en la media del 70%». 

«Por tanto, --finalizó el representante de los regantes-- no hay demasiado regadío en España. Además, es el más modernizado del mundo, capaz de reducir en 25 años el 15% del consumo total del agua. Más del 80% del regadío en España está modernizado, y ante el cambio climático los regantes hemos hecho los deberes, aunque siempre hay que seguir mejorando». 

Pascual Fernández, presidente de AEAS, explicó que su sector «no se sorprende por los problemas del estrés hídrico y las sequías» porque «hace tiempo que planificamos con mucho tiempo», ya que en el corto plazo «no se resuelve nada». «Es un proceso largo, un aprendizaje largo, pero aún así tenemos problemas de vez en cuando, aunque estamos avanzando de manera significativa». «Hemos reducido de los 165 litros por habitante y día, a 125 litros en 2023, es decir, una reducción de casi el 25% gracias a la concienciación de los ciudadanos», informó. Y lanzó también un mensaje de tranquilidad: «Los ciudadanos tienen que usar el agua que necesiten; eso sí, pero sin despilfarrarla».