El 15 de mayo cumplió 50 años y el próximo día 27 celebra el 30 aniversario de Tubular bells. Por ello, Mike Oldfield ha decidido grabar de nuevo aquella primera versión con la tecnología actual, aunque a él le guste sentirse "como el embajador de una especie en peligro de extinción: los músicos de verdad". El músico británico presentó ayer en Madrid Tubullar bells 2003, una nueva grabación del disco que despachó 16 millones de copias, lo que le ha convertido en el álbum instrumental más vendido y conocido de todos los tiempos.

Tubular bells alcanzó el éxito rápidamente, debido en parte a su inclusión en la banda sonora de El exorcista, lo que ayudó a popularizar dos estilos emergentes entonces: el ambient y el new age.

Después de entregar dos continuaciones de aquella obra, Oldfield ha decido volver a grabarla "por una sensación de incomodidad". "Cuando escuchaba el disco --comentó-- con todos esos ruiditos e instrumentos fuera de tiempo, me preguntaba si no se podrían corregir. Y así hice".

El resultado lo podrán comprobar sus fans el próximo día 27, cuando vea la luz el disco, así como una caja especial que, bajo el título de The complete tubullar bells collection, recoge la trilogía formada por Tubullar bells II (1992), Tubullar bells III (1999) y Tubullar bells 2003. El disco incluye colaboraciones vocales de Sally Oldfield y del excomponente de los Monty Phyton, John Cleese.

Olfield confesó sentirse mucho más contento con esta versión que con la primera y se refirió a la vigencia de aquellas melodías 30 años después. "La música es un ser humano que intenta expresarse y las nuevas generaciones de artistas deben saber que hay que interpretarla con el alma, con todo el cuerpo", explicó el británico.

El veterano cantante vaticinó también que "en 50 años no va a quedar nada de la figura del músico como tal".