El torero ondense Paco Ramos cortó ayer tres orejas y cuajó una buena actuación ante el público de aficionados taurinos de Llucena. Una localidad que lleva organizando este espectáculo durante casi 20 años, y que ha convertido el festejo en un modelo a seguir gracias, sobre todo, a la organización.

Como siempre, resultó impecable la presentación del ganado, un encierro de utreros de la ganadería jienense de Guadalmena, irreprochables de presentación. Alguno de ellos lució hechuras de cuatreño, pero ofrecieron un juego que no siempre posibilitó el lucimiento de los matadores, entre los que destacó el ondense Paco Ramos. Un torero de grado excepcional que realizó una interesantísima actuación que fue premiada con las dos orejas del noble segundo, y una del complicado quinto.

De este modo, Ramos siguió evidenciando su trayectoria ascendente en su primer enemigo, el mejor del festejo, cuyas embestidas fueron aprovechadas en varias series muy templadas, repletas de mando y dominio. El comportamiento del novillo fue empeorando durante la lidia, pero el poder de la muleta de Ramos puso las cosas en su sitio.

El quinto toro, brindado al alma mater de la organización, Joaquín Almela, fue un animal manso y rajado, de nulas posibilidades, al que tras haber recibido con primorosos y suaves lances a pies juntos, consiguió arrancar algún muletazo de mucho mérito en una recia faena, sin dar un solo paso en falso.

Por otra parte, el alicantino Luís Francisco Esplá obtuvo una oreja de cada uno de sus novillos, a los cuales banderilleó con espectacularidad a pesar de la dificultad que entraña el segundo tercio en una plaza de las dimensiones de la de Llucena. Destacó la labor al cuarto de la tarde, un animal que le buscó los muslos y del que obtuvo una oreja.