Desde Onda hasta México hay unos 10.000 kilómetros. Es la distancia que ha tenido que recorrer el torero ondense Vicente Prades para seguir en esa búsqueda de su sueño, ser figura del toreo. Con 28 años, Vicente ha tomado una decisión importante en su vida. A falta de oportunidades para torear en España y concretamente en la provincia de Castellón, no ha dudado en tomar un vuelo con destino México sin billete de vuelta. En el país azteca, Vicente tiene más posibilidades de torear, al menos, lo está logrando aunque sea en tentaderos.

“Estuve a finales del año pasado, donde hice los primeros contactos y me di a conocer. Regresé a España para pasar las navidades, volví a México y aquí sigo”, afirma Vicente a través del teléfono móvil, celular lo llaman allí, desde la ciudad de Querétaro, que es la zona ganadera mexicana por excelencia. El motivo principal por el que el diestro de Onda ha tenido que cruzar el charco es “para conseguir mi sueño de ser figura del torero. Desde que toreé en la feria de la Magdalena en 2009, no he toreado nada y todo se ha puesto muy cuesta arriba. Es muy difícil que los empresarios cuenten contigo y además, con la crisis, se han disminuido muchos festejos y prácticamente solo torean las figuras”.

Desde que tomó la alternativa en Vinaròs en 2007, solo ha toreado cuatro corridas de toros: Vinaròs, Onda, Vilafranca y Castellón. Ahora, desde México, pretende relanzar su carrera y volver a España con contratos bajo el brazo. “Tengo pendientes algunos festejos aquí en México. Ahora de momento, me estoy preparando mucho en el campo y estoy haciendo bastantes tentaderos”, asegura. Ya ha visitado algunas ganaderías, ranchos se llaman en el país azteca, importantes de la zona como San Isidro, Arroyo Zarco, Los Encinos, Barralva... Allí ha podido degustar las diferencias entre el toro mexicano, de origen Saltillo, y el español: “Es un animal más aquerenciado, pero embiste con una calidad y un temple muy superior al toro español. Sobre todo, lo hace con mucha despaciosidad, lo que te permite torear con mucho gusto”, matiza el diestro.

COSTUMBRES// Vicente ha tenido que cambiar algunas costumbres. Ha dejado la paella por el taco y el chile, la horchata de chufa por la de arroz y la calzona por el traje charro. “No se vive mal aquí, aunque sí es cierto que echo de menos a la familia y a los amigos”, comenta con nostalgia.

El día a día de Vicente es como el de cualquier otro torero y consiste en hacer ejercicio, torear de salón y de vez en cuando hacer algún que otro tentadero. “Tengo algunos amigos toreros por aquí y entreno con ellos muchas veces”. Dos grandes figuras del toreo como son José Tomás y El Juli hicieron lo mismo que Vicente. México les acogió en su cuna, les dio cobijo y gloria en el ruedo. Y ahora son 2 toreros de época.

En esa búsqueda sueña Vicente cada noche, desde los ranchos mexicanos.

Mucha suerte, manito. H