El 8 de abril, en el Teatre Principal de Castelló, se representará la obra Cuando caiga la nieve dentro del ciclo «Dijous al Principal» que impulsa el Institut Valencià de Cultura (IVC). Se trata de una pieza teatral escrita por el poeta y dramaturgo castellonense Javier Vicedo Alós, un autor premiado que, tras vivir en Madrid y La Palma, ha vuelto a casa —al menos, por ahora—. Con él hablamos sobre su obra teatral y poética.

Te diste a conocer como poeta y, en un momento dado, viraste el rumbo hacia la dramaturgia logrando lo que, creo, muy pocos han logrado, es decir, ganar el Premio Nacional Calderón de la Barca con tu primera obra teatral, Summer evening. Tras ese «éxito», supongo que del todo inesperado, seguiste ahondando en el teatro y firmaste Calderón cadáver, en coautoría con otros creadores; Cuando caiga la nieve y la adaptación de la novela de Andrés Barba La manos pequeñas. Dicho esto, ¿qué ha supuesto para ti esa apertura hacia el texto teatral y la representación?

Creo que has empleado la palabra clave: apertura. Eso supuso básicamente este movimiento hacia el lenguaje teatral, una apertura; una manera de airear el ejercicio poético. ¿Por qué airearlo? Por una cuestión a priori antintuitiva: el mayor enemigo de la poesía puede llegar a ser la experiencia, eso que comúnmente suele llamarse «oficio» y que parece deseable en el desempeño de casi cualquier disciplina. Paradójicamente, en la poesía la adquisición de ese «oficio» puede suponer su estrangulamiento.

¿A qué te refieres exactamente?

No es que el poeta no deba tener una técnica, claro que sí, pero esa técnica corre siempre el riesgo de convertirse en fórmula, y ahí sí, los poemas pueden empezar a perder su razón de ser. Somos muchos los que pensamos que un poema debe contener siempre una gran dosis de imprevisibilidad y asombro, diría incluso de ingenuidad. Por eso es necesario airear el ejercicio cuando este amenaza con volverse rutinario o fenómeno controlado.

¿Tú lograste airear ese ejercicio con el teatro?

En mi caso personal, ese aire o descanso necesario me lo proporcionó el teatro, sí. Dejé de escribir aquello que empezaba a saber hacer y me lancé a hacer algo nuevo que no tenía ni idea de cómo hacer. Ese movimiento fue sanador, como volver a ser el adolescente que fantaseaba con ser escritor y que le robaba horas al sueño leyendo o/y escribiendo. De esas noches de «mi segunda adolescencia literaria» surgió mi obra inaugural Summer evening, aquella que has mencionado y que recibió el Premio Nacional Calderón de la Barca. La escritura dramática supuso también una apertura en mi carrera porque me permitió tratar temas y registros que en la poesía no había tocado.

¿Cómo cuáles?

Por poner un ejemplo: en mi obra poética no hay rastros de humor. ¿Por qué si lo considero una parte constitutiva de mi personalidad? Esta evidencia me generaba cierta frustración. Afortunadamente, en el teatro sí encontré la forma de desarrollarlo. Y así otros registros y temas, como la denuncia social o el peliagudo asunto del amor. En último lugar, el teatro supone también una apertura porque el producto del trabajo, el texto, se pone en manos de otros/as. La poesía puede ser casi autosuficiente, pero el teatro por definición es comunitario, colectivo, participativo; necesita gente encima de un escenario, unos técnicos, un público.

'Cuando caiga la nieve', de Javier Vicedo, se estrenó en Madrid hace ya cinco años. Susana Martín

Aquí en Castellón únicamente se ha podido ver una de tus obras representada. Fue Summer evening, en Benicàssim. Ahora, y de forma no sé si imprevista, Cuando caiga la nieve llegará al Teatre Principal de Castelló el 8 de abril dentro del ciclo «Dijous al Principal». En primer lugar, quisiera que explicases el origen concreto de esta obra. ¿De dónde surgió la inspiración?

Sin ser biográfica, el origen de esta obra creo que se halla en la necesidad de ordenar, de poner en perspectiva diez años residiendo en Madrid. Cuando caiga la nieve va ligada al ritmo vertiginoso de la vida contemporánea, especialmente visible en las ciudades grandes. La falta de expectativas laborales para los jóvenes, la precarización del trabajo en su conjunto, la pérdida de solidez de las relaciones amorosas, la sensación creciente de desarraigo, la necesidad de emigrar, la soledad y la incomunicación a pesar del fenómeno de la hiperconectividad y la parafernalia de las redes sociales… Creo que todos esos elementos constituyen el tejido emocional de Cuando caiga la nieve.

¿Qué supone ver, por segunda vez, una obra tuya en tu tierra natal? 

Respecto a qué supone venir a «tu casa» con una obra de teatro, no deja de ser una forma de gratitud con toda la gente que te ha ido apoyando a lo largo de los años en tu formación como autor. Así lo siento fundamentalmente, como un enorme gracias a la familia, los amigos, los maestros/as, la pareja, etc. Perdón por ponerme algo ñoño, pero muy cerquita del Teatre Principal, en el Real Casino Antiguo, empecé hace exactamente media vida —dieciocho años— a enseñar mis primeros poemas bajo el paraguas de la asociación ALCAP. Me acuerdo ahora del que fuera su director, José María Araúzo, un verdadero referente para mí y muchos otros/as a nivel literario y humano. Sé que le encantaría celebrar junto a mí este «retorno a casa». Aprovechando que he abierto un espacio de agradecimientos, no quiero dejar de reconocer la iniciativa de Alfonso Ribes, verdadero responsable de que Cuando caiga la nieve se haga en Castellón. Si no fuera por su conciencia y tesón materializados en el ciclo «Dijous al Principal», ni mi obra ni la de muchos/as otros/as autores/as castellonenses podrían verse en nuestra ciudad.

Imagino que los procesos, no tanto creativos sino más bien de producción, para montar una obra son complicados. Si no he entendido mal, Cuando caiga la nieve se ha transformado casi por completo desde su primera puesta en escena a la que se llevará a cabo aquí en Castelló, ¿no es así?

No has entendido mal, no. A Cuando caiga la nieve le ha pasado algo fabuloso y no tan usual: que lleva cinco años «subiéndose» a escenarios de toda España. Eso que evidentemente es una muy buena noticia, también provoca que del elenco original solo quede la actriz Chupi Llorente. Son muchas representaciones acumuladas y muchas provincias recorridas, pero la prolongación en el tiempo y la intermitencia de las funciones hacen que los actores vayan involucrándose en nuevos proyectos; algunos tienen la oportunidad de volver, pero otros ya no por incompatibilidad de fechas. De todos modos, esto lo único que demuestra es que el teatro es una disciplina viva y que a pesar de las dificultades está llena de extraordinarios profesionales. Cambian los rostros, pero el espectáculo continúa.   

«No quiero dejar de reconocer la iniciativa de Alfonso Ribes, verdadero responsable de que 'Cuando caiga la nieve' se haga en Castellón»

Creo saber que estás esperando también que esta obra se traduzca al francés a la espera de poder representarse en el país vecino. ¿Cómo surgió esa posibilidad?

Así es, si todo va bien en el segundo semestre de este año Cuando caiga la nieve será publicada en francés. Ojalá que esto derive en la ocasión de ser llevada a escena en el país vecino. Su traducción y posible montaje guardan relación con el hecho de que la obra haya sido seleccionada entre casi cien obras por el comité francófono de Eurodram —una poderosa plataforma internacional que localiza y potencia obras dramáticas del conjunto de la geografía europea—.

¿Y cómo es verse/leerse traducido a otro idioma?

Respecto a eso... Yo conozco la sensación por haber visto mi obra poética vertida al francés y al italiano. No te voy a engañar, si ser publicado en tu propia lengua ya es extraño porque comienza un proceso de desapropiación de la obra, más aún lo es en otro idioma. A mí siempre me ha costado reconocer los libros como míos una vez han sido editados. Es un cliché, pero pienso que es cierto: los libros tienen su propia vida, su propia trayectoria. Tú sigues con tu labor y te adentras en nuevos proyectos, pero ellos, los libros, se quedan para siempre en un espacio que no controlas, que ni siquiera observas, y del que en ocasiones surgen sorpresas muy gratas —aunque también silencio, claro, mucho—. En última instancia, todo esto supone una lección maravillosa: ni siquiera lo que parece nuestro nos pertenece.

Aunque el teatro está muy presente en tu vida, sigues siendo, ante todo, poeta. ¿O me equivoco?

Eso de «ante todo, poeta» me cuesta asumirlo. Soy un poco escéptico con todo aquello que en definitiva tenga que ver con la esencia de una vida. Lo que somos, lo que aspiramos a ser se va trasformando con los años. Prueba particular de ello es que estuve cinco años sin escribir un solo poema y no me sentía incompleto, ni mucho menos. Quizás más que ser ante todo poeta, lo que sí puedo confirmar es que la poesía me ha proporcionado una forma de absorber y sintetizar el mundo que no creo que varíe mucho con los años. Estoy convencido de que la poesía es fundamentalmente una forma de mirar.  

¿En qué proyecto literario andas inmerso ahora, si es que puedes contarnos/adelantarnos algo?

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Sí, no soy en absoluto supersticioso con eso. He terminado ahora un nuevo libro de poemas que seguramente vea la luz en unos cuantos meses; un libro que surgió de una suma de experiencias dolorosas y que gracias al trabajo literario fue destilándose y convirtiéndose en una suerte de huella, al menos para mí, luminosa. Tengo ganas de compartirlo. 

«La poesía me ha proporcionado una forma de absorber y sintetizar el mundo que no creo que varíe mucho con los años»