Ver para creer lo que le está sucediendo al Real Mallorca en sus salidas en la segunda vuelta. Sobre todo, después de habernos acostumbrado en la primera a ser uno de los cocos cada vez que viajaba. Todo comenzó en la la jornada 4: los bermellones visitaban San Mamés como farolillo rojo sin haber sumado un solo punto. Era su segundo partido como visitante y reventó los pronósticos, doblegando claramente a los leones (0-2). Pero la cosa no quedó ahí. Los discípulos de Manzano encadenaron cuatro victorias consecutivas fuera de casa (Betis, Valladolid y Racing), igualando luego en el complicado Riazor.

Durante muchas jornadas, el Mallorca causó sensación en cada campo que visitó y ello le valió para colocarse en 2ª posición en la tabla y mantenerse varias semanas en puesto de Champions. Pero con el paso del ecuador de la competición llegaron las rebajas, y los bermellones cambiaron la piel de lobo por la de cordero. Si en la primera ronda hasta siete jugadores habían sido capaces de batir las porterías rivales, con el Rifle Pandiani en plan estrella (con siete tantos), en la segunda un heroico --así hay que considerarlo-- gol de Novo en el Calderón ha sido toda la pólvora demostrada en las salidas por el que otrora había sido el terror de los equipos locales. En estos momentos, el equipo isleño es el conjunto que menos goles ha marcado en todo lo que va de segunda vuelta. Menudo cambio.