España alcanzó ante San Marino la goleada para abonar la posibilidad de pase directo. Pero Serbia no se descuidó y España tendrá que purgar sus pecados en la repesca. No se había hecho acreedora de otra cosa y tendrá que someterse a un último filtro, como hace dos años para pasar a la Eurocopa.

Mala cosa que España se habitúe a interpretar un drama para entrar en los grandes torneos. Con la sospecha firme de someterse a una reválida inquietante, el España se apresuró a cumplir con la parte que le tocaba. Lo hizo sin Puyol, que no se había perdido ningún partido oficial. Es cierto que estaba expuesto a que una tarjeta le dejara sin jugar el próximo encuentro, pero hay quien se apresuró a juzgar que Luis le castigaba por la pelea del lunes.

No era el rival más adecuado para comprobar si las variaciones tácticas daban otro aire al equipo. España se metió en un embudo, lo que no fue obstáculo para que los goles fueran cayendo. López abrió la serie con un zurdazo antes de que se cumpliera un minuto. Torres cerró la goleada en el 89.