Lo importante es participar. Es la máxima del deporte, una frase que inspiró Pierre de Coubertain, el padre de los JJOO. No lo parece, al menos por lo que ha acontecido esta semana.

Primero fue el escándalo del dopaje en el ciclismo que salpica a 200 deportistas de múltiples modalidades. En el debate de si es o no ilegal, cuanto menos no es ético y va en detrimento de un deporte estigmatizado por una leyenda negra de detenciones, tribunales. Pura crónica negra. Y, por si fuera poco, el corredor Gilberto Simoni acusó de Ivan Basso, al que muchos ven el heredero de Lance Armstrong, de intentar sobornarle para que el a la postre vencedor del Giro, ganara también la etapa del sábado.

Entre medias, la denuncia pública del presidente del Lorca hacia el Levante, del que dijo había primado al Valladolid para que de dejara perder. Curiosamente, otra vez el equipo granota en el ojo del huracán, como tantas veces durante el mandato de Pedro Villarroel.

Un asunto que ha sensibilizado a toda la categoría y que, de rebote, ha salpicado --nunca mejor dicho al Castellón--. Jesús Jiménez, único consejero en Castalia, recibió un baño de insultos y algo más en el palco del Nuevo Colombino, acusando a los albinegros de estar primados, de mercenarios... ¡Como si al Castellón no le hicieran falta los puntos! ¿De verdad es esto deporte...?