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Si tuviéramos que analizar los partidos de fútbol con símiles boxísticos, nadie pondría en duda de que ayer el equipo que hubiera merecido los tres puntos en juego habría sido el C. D. Castellón. El equipo de Pepe Moré no genera juego, le cuesta cogerle el ritmo a los partidos y no acaba de estar equilibrado en la transición ataque-defensa, pero todo ello lo suple con mucho orden defensivo, disciplina táctica y un derroche de facultades digno de alabar. Los de La Plana lo intentaron, se llevaron un duro golpe con el tanto en propia puerta de Baigorri, igualaron el choque y pusieron contra las cuerdas a su enemigo... un Almería que al final se fue vivo de Castalia.

No era fácil el rival de turno. El conjunto de Unai Emery saltaba al césped de Castalia con etiqueta de equipo con pedigrí, pero a ninguno de los 11.000 presentes en las gradas le demostró nada. Bien ordenados atrás, con poca creación de juego y salidas a la contra. En esto último fue en lo único que destacaron, ya que la velocidad de Ortiz y de Crusat puede poner en evidencia a cualquiera. Aunque precisamente eso no ocurrió en la tarde de ayer.

El problema de que carece el Castellón es consabido desde hace tiempo. Más bien viene arrastrándose de la temporada pasada. La creación de juego es su punto débil, puesto que los mediocentros se ven asfixiados por el rival y se termina por el recurrente abuso del pelotazo, ayer, sobre todo en la primera mitad.