Alfondeguilla Los casi 380 esforzados atletas que llegaron ayer a la meta de la II Cursa de Muntanya de Alfondeguilla tuvieron un premio tan apetitoso como inesperado. Después de unos cuantos kilómetros de sudor y, en algunos casos, lágrimas por algunos de los parajes más significativos --y duros-- de la Serra d´Espadà, los participantes en la carrera se toparon en la plaza Diputación de la localidad de la Plana Baixa con la Mostra Gastronòmica que coincidía con el evento deportivo. A buen seguro, los preparadores físicos de los atletas de élite desaprobarían esta forma de recuperarse, pero no así los deportistas --casi en su totalidad aficionados-- que recuperaron el aliento entre chorizos, butifarras y llonganisses seques. Al fin y al cabo, un poco de colesterol no hace daño.