Garrido sigue reinventando sobre la marcha para afrontar semana a semana los problemas que se le acumulan día a día. La maldición de la rodilla, que persigue al Villarreal durante el último lustro, se cobró una nueva víctima con Rossi, pero semanas atrás ya había dejado al ataque amarillo sin Nilmar. El técnico tuvo que adaptarse a las circunstancias y recurrir nuevamente a un dibujo táctico con un solo delantero. Marco Ruben, que acaba de salir de una lesión de un mes, era el único referente ofensivo que le queda al primer equipo. Y si faltaba algo, el argentino se tuvo que retirar lesionado en el minuto tres de la segunda parte, lo que se unía también a la sustitución por lesión de un Cani que marchó en el ecuador del primer tiempo con problemas en la rodilla. El que pincha el muñeco de vudú vestido de amarillo continuó haciendo de las suyas, puesto que Marcos Senna también fue reemplazado por Mario en un cambio que estaba ya pactado de antemano, puesto que el hispano-brasileño formó parte del once inicial cogido entre pinzas. Garrido se vio obligado a efectuar los tres cambios ya en el minuto 48 por culpa de las lesiones.

El Villarreal necesita refuerzos anímicos a la carrera que potencien la autoestima y las cualidades que posee este plantilla. Es evidente que el equipo se halla lejos de su mejor momento, pero con el ambiente enrarecido que se respira en el Madrigal y ese clima en contra del entrenador la reacción tardará más en llegar. El inicio del Submarino fue bueno. En el primer cuarto de hora regresaron las paredes, los pases interiores y ese juego alegre que tanto ha hecho disfrutar al Madrigal. Pero el gol continuaba resistiéndose, hasta que llegó de la forma más inverosímil y del futbolista con peor estadística en la faceta rematadora, como es Bruno. El de Artana abría el camino del triunfo a los 20 minutos.

FALLO EN EL PENALTI // El gol presagiaba una tarde apacible, sin nervios… pero no fue así. El muñeco de vudú se vistió de Senna, un especialista consumado en los penaltis, y el brasileño recibió varios pinchazos más. El Villarreal fallaba el segundo lanzamiento desde los 11 metros de la temporada. Para ser justos, la falta dentro del área a De Guzmán fue mucho más que dudosa.

El Villarreal acusó su situación y su juego se volvió gris y ramplón. Por fortuna, el Rayo Vallecano tampoco daba para mucho más. La ansiedad que padecen los jugadores de un Villarreal debilitado por ese irregular comienzo de temporada, y por tantos contratiempos, empezaban a pasar factura, a la vez que en la grada se escuchaban los primeros pitos, otra vez enfocados al banquillo. Y eso que las lesiones habían obligado todas las sustituciones y el equipo se encontraba sin ningún delantero nato en el terreno de juego. Con ese clima, el signo del partido caminaba en el alambre.

Hasta que Borja Valero culminó una acción individual que establecía el 2-0. Ni con los dos goles de ventaja se calmó el ambiente. De Guzmán, que malogró una genial asistencia de Borja Valero, acaparó posteriormente las iras de un sector de la grada.

El Villarreal le puso ganas y coraje, pero su juego descendió muchos enteros. La mejor forma de superar la mala racha y la larga lista de problemas que se han interpuesto en el camino del equipo es sumar victorias.

UN AÑO COMPLICADO // Y ayer llegó la segunda de la Liga 2011/2012. El mejor Submarino todavía está lejos, pero hay que agarrarse a los brotes verdes que ayer aparecieron en el Madrigal. No hay otra. Al Villarreal le espera un año de sufrimiento y tiene que habituarse a ganar partidos con casta, pelea y con el mono de trabajo puesto. H