Con un ambiente tan sumamente enrarecido en todos los estamentos del Castellón, se antoja más que complicado pensar que la plantilla va a poder enontrar la motivación necesaria para buscar el objetivo deportivo de esta temporada: jugar la promoción de ascenso a Segunda B. Sin embargo, el fútbol es, en muchas ocasiones, caprichoso y hay que dejar un porcentaje mínimo de posibilidades para los milagros. Es difícil, pero no imposible. Circunstancias mucho más adversas se han levantado y ojalá los Aarón, Miguel Ángel, Juanjo, Marc Trilles y compañía puedan sobreponerse.

En esta línea de expresaba el viernes el nuevo míster albinegro, Pedro Fernández Cuesta, que aseguraba “cuando saltemos al terreno de juego de Castalia hemos de olvidarnos de todo cuanto ha rodeado al equipo esta semana; lo único importante durante los 90 minutos es sacar los tres puntos y estoy convencido de que los jugadores se van a dejar la piel por llevar al Castellón hacia la victoria”.

Es evidente que, por lo menos de puertas hacia fuera, el vestuario está implicado y todavía no ha arrojado la toalla. Y es que sería muy triste dar por perdida la temporada en la jornada actual, la 25, así que hay que confiar en que los futbolistas den la cara, pese a todo, y sean capaces de pugnar con todas sus fuerzas hasta el final del ejercicio por acabar entre los cuatro primeros. En juego está la imagen del equipo más histórico del Grupo VI y su futuro profesional.

Por delante restan todavía 18 compromisos ligueros y la renta a recortar es de 10 puntos, que son los que el Castellón tiene de desventaja con respecto al Acero y el Alzira, los dos conjuntos que ocupan la tercera y la cuarta plaza en la clasificación. Esperemos que el choque de esta tarde se salde con triunfo orellut y la distancia quede a 7 puntos. Alcanzar el play-off es el aliciente que queda, a pesa de la dificultad mayúscula del reto, porque el resto de la entidad está de lleno en proceso de descomposición. H