El Barcelona explota mejor las bandas, aunque si hoy el técnico se decide por dar entrada a Pedro --que revolucionó la última fase del partido de cuartos ante Francia, provocando el penalti del 2-0-- también en ese apartado el paralelismo sería evidente.

Queda por ver ahora si Paulo Bento modifica su guión habitual, como hicieron Italia, Croacia y Francia. No lo espera Del Bosque. De lo que no cabe duda es de que la selección portuguesa se toma la cita como la gran ocasión de dar un paso de gigante en su progresión, de la trascendencia del que dio España hace cuatro años en Austria. Aún les escuece la forma en que cayeron en octavos de final en el Mundial de Sudáfrica. Una herida que no cerró la goleada que infligieron a los campeones del mundo cinco meses después en el amistoso de Lisboa (4-0), ya con Bento al mando. Lo demuestra que en su entorno no han parado de recordar que hubo fuera de juego en la jugada que acabó con el gol de Villa y parcialidad arbitral en la expulsión de Ricardo Costa.

RECELO PORTUGUÉS // Arbitrariedades que temen que vuelvan a producirse con el colegiado designado, el turco Cünyet Çakir. Los medios portugueses no han tardado en asociar la designación a las buenas relaciones del presidente de la federación española, Ángel María Villar, con otro vicepresidente de la UEFA, el turco Senes Erzik, casualmente director de mercadotecnia de Unicef, que fue quien llegó al acuerdo de patrocinio con el Barcelona.

A todo le sacan punta periódicos como A Bola y Record, que hablan de encerrona y provocación. “El más peligroso de España es Platini”, bromean algunos periodistas portugueses. H