La Copa del Rey sirvió a Javi Calleja para plantear el partido como si fuera una sesión de entrenamiento con público para los futbolistas menos habituales en las alineaciones en LaLiga. Para ello tuvo en frente al Comillas, un equipo noble que asumió perfectamente el papel de esparrin con gran deportividad, sin acciones antideportivas e intentando resistir como pudo las embestidas de un equipo súper profesional como el Villarreal, que mantiene el gen competitivo también en esta competición (0-5).

La unidad B de Calleja estaba formada por varios internacionales absolutos y sub-21, además de dos chicos del B como Migue Leal y Sergio Lozano. Hablar de planteamientos u otras cuestiones tácticas no tiene demasiado sentido, porque no pasó de ser una sesión de trabajo más contra un rival que en la Comunitat Valenciana no pasaría de Regional Preferente. El Villarreal tuvo a su peor enemigo en el estado del césped de Las Gaunas, totalmente impracticable y provocando muchos resbalones e imprecisiones en los jugadores amarillos. Opuso más resistencia el terreno de juego que el Comillas.

El partido fue un monólogo. La incógnita consistía en saber cuanto le costaría al Villarreal inaugurar el marcador. El equipo riojano apenas pasó de medio campo, dejando a Andrés Fernández congelado de frío en su portería. Tiros al poste y al larguero de Karl Toko Ekambi y Rubén Peña, ocasiones desperdiciadas de todos los colores... El primer gol tardó media hora en caer. Y llegó de manera curiosa, porque lo logró uno de los jugadores más bajitos sobre el campo y de un certero remate de cabeza. El segundo, tres minutos después obra de Carlos Bacca tras la asistencia del camerunés. El 0-2 aseguraba el objetivo mínimo, que era superar la eliminatoria. Ahora era cuestión de continuar jugando e intentar no lesionarse. Y, con paciencia, ampliar el marcador.

Con esos dos goles se llegó al descanso. Mario Gaspar sustituyó a Pau Francisco Torres para repartir minutos con vistas al partido del sábado ante el Getafe.

TODO RESUELTO // La segunda parte, con el pase ya resuelto, transcurrió con muy poca intensidad, como dejando pasar los minutos para cumplir el trámite. Y fallando goles los amarillos de forma increíble. El peor dato del ensayo copero ante un inofensivo oponente fue la alarmante falta de definición, más cuando estaban dos de los delanteros importantes del equipo: Bacca y Ekambi. El césped era un hándicap, pero los amarillos tuvieron demasiados desaciertos y demuestran que no pasan un buen momento de relación con el gol, como sí pasaba a principios de temporada.

El 0-3 tardó en caer alrededor de 30 minutos: después de una serie de rechaces y rebotes, por fin Bacca acertó a marcar.

El Comillas iba notando el cansancio y desatendiendo las zonas defensivas, lo que aprovecharon los amarillos en los minutos finales para redondear la goleada con tantos de Santi Cazorla y el tercero de Bacca. El colombiano aún tuvo tiempo para fallar una pena máxima, lanzada a las nubes de Logroño. Lo menos era el número de goles; lo más importante era testear a jugadores con menos minutos como Ontiveros, Morlanes y Funes Mori, que dejaron buenas sensaciones.

Ahora a esperar a otro rival en este nuevo modelo copero, muy activo y con sorpresas.