Dicen que el que la sigue la consigue. Hace poco más de un año el Castellón logró una agónica salvación en Segunda B y hoy puede volver al fútbol profesional. Una metamorfosis casi kafkiana que tiene a un protagonista: Óscar Cano. El granadino cogió a un equipo casi desterrado a la Tercera y lo transformó con identidad y buen juego. Ahora, sueña con brindar un ascenso a Castelló, la que considera su «segunda casa».

--El partido más importante del siglo para el Castellón...

-No es por quitar presión, pero se ha cumplido el objetivo. El club iba a la deriva tras sufrir un descenso administrativo y 10 años malviviendo en categorías que no le pertenecían por historia, ahora podemos volver a situarlo en el panorama nacional. Ya somos uno de los mejores equipos de la Segunda B, pero nos haría eternos en la historia del Castellón si logramos el ascenso.

--Se ha llegado hasta aquí con un cambio de mentalidad. Desde que aterrizó a Castelló ha hecho una transición para establecer un estilo de juego más propio de categorías profesionales...

-Se ha visto que jugar bien no es dar cientos de pases, sino practicar un fútbol agresivo. Llegar, pero llegar para algo, es decir, tener a los finalizadores en situaciones ventajosas para marcar. Y me hace especialmente feliz porque en el fútbol actual no es fácil que a un entrenador se le deje trabajar como me lo han concedido en Castelló, Además, se ha hecho un gran trabajo en el área técnica y cada mercado de traspasos ha ido mejorando la plantilla, hasta dar con un equipo que juega muy bien y que ha hecho felices a muchos aficionados.

--¿Le ha costado mucho introducir esa idea en el equipo?

--No, porque no he sido únicamente yo quien la ha introducido. Han sido los jugadores, a través de sus interpretaciones, los que han elevado a un nivel superior la idea de fútbol que hemos implantado. Más que costarme, me he encontrado con gente que creía en mí y que ha puesto todo su empeño en que la idea que tenía en la cabeza se pudiera llevar a cabo de la mejor manera.

--Para preparar el partido de los partidos se ha visto más de 80 encuentros durante el parón...

-No los he visto todos completos, pero el área de análisis que lideran Elías y Delfín me ha hecho llegar cortes de todos los equipos implicados en el play-off. Al final, los que nos dedicamos al fútbol tenemos una gran manía que es que no podemos desconectar. Además, las nuevas tecnologías te permiten poder trabajar con herramientas muy potentes que te dan mucha información.

--¿Le preocupa que se diga que el Castellón no es el favorito?

-No sé en qué se basan para llegar a esa conclusión. Cada grupo es diferente y te exigen cosas distintas, es muy difícil comparar. En los grupos I, II y IV hay cinco o seis equipos que nos podían discutir el campeonato a los clubs que hemos peleado por ser campeones en el grupo III, pero el nivel medio de nuestro grupo es superior al resto. A priori el Cartagena, Barcelona B, Valladolid B parten con ventaja respecto al resto por sus características, pero estamos preparados para luchar por el ascenso. ¡Claro, que tenemos muchas posibilidades!

--Al Castellón no le han regalado nada, ha quedado campeón por méritos propios...

-Entiendo, comprendo y tiro de empatía cuando escucho a otros equipos como el Lleida, Villarreal B, Andorra, Olot diciendo que podían haberse clasificado para el play-off si la liga no se hubiera paralizado. Pero la razón que tienen no quita que el Castellón cuando se ha podido competir ha sido el mejor. Hemos hecho partidos sensacionales, otros menos y al final hemos acabado la liga primeros por méritos propios.

--Debe ser muy distinto preparar un encuentro de tanta importancia de esta manera...

-Recuerdo llegar los primeros días a Castalia a las 7.00 horas e irnos a las 16.00 horas porque te-

níamos que trabajar en grupos de 7 u 8 jugadores. Eso no es entrenar, es más una prueba psicológica y de metodología para hacer cohesión de grupo. Pese a todo, creo que hemos hecho un gran trabajo recuperando la identidad de juego que teníamos antes del parón. Cada día que se acercaba más la fecha de nuestra final, veía a la plantilla más tranquila y con predisposición a hacer algo grande para este club.

--¿Cómo fue ese primer día de la vuelta al trabajo?

-Lo que me encontré fue algo maravilloso. La mayoría de los jugadores llegaron finísimos, en unos niveles de grasa corporal casi inmejorables y con muchas ganas de entrenar. Se podía ver en sus ojos la lusión por conseguir algo histórico para el club.

--Por fin llegó el día, ¿cómo plantea el técnico un partido así?

-Con normalidad. Hay más presión en el entorno que en los jugadores. Ellos saben lo que se juegan y tienen que medir en cada momento lo que están haciendo, pero no tienen que tener miedo a equivocarse. Si cometemos erro res jugando a lo que hemos hecho durante el año, significará que estamos haciendo un buen partido y que tenemos muchas opciones de llevarnos la victoria.

--¿Qué tipo de partido espera?

-Auguro un choque que nos va a exigir muchísimo tanto en lo físico como en lo táctico por todos los condicionantes que trae y que necesitará la mejor versión de cada uno de los jugadores y cuerpo técnico para ganar.

--¿Cuáles son las armas del Castellón para poder ganar?

-Tenemos un equipo para competirle a cualquiera. La plantilla sabe lo que hace, tapa muy bien sus defectos y saca partido a sus virtudes... Es un equipo muy difícil de doblegar si está bien.

--El crecimiento del club se ve reflejado en la gran mejoría de la cantera, ¿cómo se ha vivido este proceso desde dentro?

-Históricamente el Castellón ha sido un club que ha tenido grandes jugadores surgidos de la cantera. Desde que llegué se ha hecho un gran trabajo y se ha podido meter al juvenil en División de Honor y ojalá que el filial logre el ascenso a Tercera, sería un gran paso hacia el futuro.

--Cuando arranque el encuentro se echará de menos a los 14.000 albinegros que acompañan al equipo en Castalia, ¿buen estímulo de motivación no cree?

-Tengo la fortuna de haber estado en equipos como el Granada, Betis, Salamanca... Pero si tuviera

que elegir uno me quedaría con el Castellón, sin dudarlo. Por todo. Por su gente, por su entorno, por el club y, sobre todo, por su afición. Es increíble vivir en primera persona lo que es jugar un partido como local en Castalia. Tenemos mil motivos para luchar por el ascenso, pero el más grande son ellos. Será una gran ausencia, pero les tendremos presentes los 90 minutos y ojalá volvamos a Castelló a brindar el ascenso que merece la ciudad.