Eran las 20.30 horas del pasado viernes cuando arrancaba el Drac B-Burriana B de Segunda Regional en el Campo D de las instalaciones municipales del Chencho. La primera parte transcurrió con normalidad hasta que los jugadores del Drac B llegaron al vestuario. El entrenador local empezó a dar la charla a los suyos cuando de repente un jugador dijo ante la sorpresa de los compañeros: «Me falta mi móvil». «Y la cartera también». Sorprendidos, los compañeros empezaron a buscar sus pertenencias a lo loco. Unos encontraban sus móviles y carteras, otros no. Una situación surrealista. 

Los jugadores no se lo creían y salieron a preguntar rápidamente a todos los asistentes por si habían visto entrar a alguien en el vestuario. Los autores del hurto se llevaron ocho móviles y tres carteras, también unas llaves de casa y de coche, que afortunadamente pudieron encontrarse en la zona del párking. Inmediatamente, avisaron a la policía para contar lo sucedido y mandaron a una patrulla para investigarlo. 

No querían jugar

El partido pasó entonces a un tercer o cuarto plano. Los jugadores del Drac B no querían jugar, mientras los del Burriana B se acercaban preocupados y no se creían lo ocurrido fuera del terreno de juego. Tras un largo periodo de descanso, en torno a una media hora, los futbolistas del equipo afectado decidieron jugar, aunque hubo bastante debate. Incluso uno de ellos decidió abandonar el partido porque no se encontraba preparado mentalmente y fue sustituido. 

Para colmo, en el minuto 78 se apagaron las luces. Los dos equipos pactaron que no se jugara más, aunque un jugador del Drac lanzó desde el medio campo y el balón dio en el larguero, el rechace lo remató un jugador para poner el 2-7 definitivo. Un hecho que enfadó a los jugadores visitantes por lo pactado. No se jugó más y, los últimos diez minutos, el defensa retuvo el balón mientras los jugadores hablaban y esperaban para acabar un partido marcado por el robo. 

Tras el pitido final, los futbolistas que habían sufrido el hurto decidieron ir a comisaría a denunciar. Uno de los implicados pudo ver desde un dispositivo que su móvil estaba en una zona de Onda, avisando a la policía de la localidad. Mientras, otro descubrió que habían pagado 20 euros de su tarjeta en una gasolinera de Onda. Varios de los mismos, junto a sus entrenadores, fueron al lugar para intentar encontrar sus pertenencias, sin éxito. En estos momentos no se ha encontrado nada, ni se sabe nada de lo sucedido.