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CD CASTELLÓN

La opinión de José Luis Lizarraga | Batalla de egos en el CD Castellón

Escobar cuenta con el apoyo del presidente, como no debería ser de otra forma

Sergi Escobar, durante el Castellón-San Fernando.

El banquillo de Castalia siempre hierve. Si se repasa la historia de las últimas décadas, no son muchos los técnicos que aguantan en el puesto una temporada completa. Sergi Escobar tampoco lo tiene fácil. Ser de casa es una dificultad añadida. El actual técnico del Castellón no se escapa a las críticas, sobre todo con la llegada de la primera crisis en forma de resultados. No les voy a decir que estoy de acuerdo con todas sus decisiones. Ni mucho menos. Pero es justo reconocer que estar en su puesto, y en su situación, es cuanto menos bastante complejo. Y voy por partes.

Escobar se encuentra en medio de dos frentes, dentro de una guerra civil interna que sigue latente en el club. Por un lado, Jordi Bruixola, y por otra parte, el sector que yo llamo cien por cien albinegro y que trabaja en la parcela deportiva con Dealbert, Fernando Gómez Colomer, Xavi Galván y el propio técnico. El director general, no se le escapa a nadie, es el principal responsable de la fractura y de la desastrosa planificación deportiva del año del descenso, pese a que lucha cada vez que puede por escurrir el bulto y no remar a favor de puertas para fuera. Incluso, sin el beneplácito del asesor presidencial, se ha permitido el lujo de ir sondeando nuevos entrenadores por si la ocasión lo requería. No critico que otee el panorama, porque siempre hay que estar preparado para todo, pero sí que siga un camino distinto al de los que manejan la parcela deportiva. Reservo el nombre, por respeto, de uno los técnicos que ha sondeado el señor Bruixola.

Escobar, por otra parte, ha tenido que armar una plantilla prácticamente nueva después del descenso porque de los fichajes de Segunda, poco, o casi nada, se salvaba. El Castellón tenía peor equipo que ahora en Primera RFEF. Y no es una labor sencilla comenzar de cero.

No es tampoco fácil tener a un accionista con peso en el club como Pablo Hernández en el vestuario. A pesar de que es una de las losas que se argumenta desde la grada que tiene el técnico, posiblemente sea la más llevadera, porque la forma de ser de Pablo, su profesionalidad y su categoría humana hacen casi imposible que genere un problema. Y eso que todavía no ha rendido cómo se espera de él por la falta de continuidad por las lesiones. Pero Pablo puede ser decisivo en el tramo final.

Escobar cuenta con el apoyo del presidente, como no debería ser de otra forma, pese a que Montesinos sigue mirando para otro lado y continúa sin resolver el gran problema interno que perjudica al Castellón. Posiblemente, porque en su cabeza sigue estando la venta del club y en eso trabaja, con opciones encima de la mesa. Él también sabe que Bruixola es un superviviente que maneja los hilos por su cuenta y su gran interés es salvarse de la quema. Incluso, con la vista puesta en otro club. Anda desde hace mucho tiempo equivocado el director general. Ya les dije una vez que es capaz de caerse a una piscina vestido y salir seco de ella. 

Y luego están los propios errores de Escobar. Algunos de trazo grueso. No ha sido justo el técnico con algunos jugadores, primando la ascendencia de los veteranos, puede que por temor o por comodidad. El de Almassora debe dejar de hacer funambulismo y ejercer de entrenador, tomando decisiones. Y soy de los que considero que el Castellón sigue teniendo la promoción a mano. Echar a un entrenador siempre es lo fácil y también siempre es lo que no suele funcionar. Si cada uno hace su trabajo como toca y se olvida de meterse en el de los demás, seguramente el que ganará será el CD Castellón, realmente el único que le importa a la afición. Menos egos y más trabajo en equipo. Esto último va por todos. Solo hay una camiseta: la albinegra. 

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