Reportaje

La Contra de Deportes: Goles por la integración

El castellonense José Ignacio Arrufat, diseñador del sonido de series como 'Vis a vis' o 'La casa de papel', impulsa un proyecto solidario que utiliza el fútbol como herramienta de integración social

Arrufat conversa con uno de los niños participantes en el proyecto, durante una sesión de entrenamiento.

Arrufat conversa con uno de los niños participantes en el proyecto, durante una sesión de entrenamiento. / Mediterráneo

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Desde su estudio en el corazón de Madrid, el castellonense José Ignacio Arrufat lleva años diseñando el sonido de algunas de las series más populares de la televisión mundial. Por sus manos han pasado producciones tan exitosas como Vis a vis, La casa de papel o El barco, entre otras, además de numerosas películas. Esta dedicación a la ficción global, sin embargo, no le ha alejado de la realidad más cercana. Al contrario: Arrufat es uno de los impulsores de Que nadie se quede sin jugar, un proyecto solidario de la Asociación Deportiva Cultural Malasaña que utiliza el fútbol como herramienta de integración social.

En total, entre fútbol 11 y fútbol sala, son noventa los jugadores que se reparten entre los doce equipos federados que tiene el club en las diferentes categorías. «El objetivo general es ayudar en la integración de chicos y chicas del barrio con independencia de sus recursos económicos o condición social», explica Arrufat. 

Ayuda a menores

Una de las pautas principales del proyecto es «ayudar a aquellos que no pueden permitirse jugar en un equipo». Para ello, disponen de familias solidarias que colaboran con continuidad para aportar todo aquello que a los chicos más vulnerables les puede faltar, como material deportivo, ayuda para desplazamientos, comidas, meriendas,... La búsqueda de comercios colaboradores, mecenas, sponsors y simpatizantes es una de las constantes en el club. «Algunos de nuestros jugadores provienen de familias con problemas económicos o viven en residencias de menores y encuentran en nuestro equipo una auténtica familia», añade Arrufat al respecto.

El proyecto persigue que nadie se quede sin jugar por razón económica.

El proyecto persigue que nadie se quede sin jugar por razón económica. / Mediterráneo

El club colabora con asociaciones de barrio y también promueve y facilita el acogimiento familiar de menores que están en residencias, a través de la asociación Aseaf. «Ahora mismo, hay más de 15.000 niños en España que buscan un hogar y uno de los objetivos del club es visibilizar esta problemática. Gracias a nuestro proyecto dos familias del entorno del club se decidieron a acoger a dos chavales», comenta.

«Tenemos muchos ejemplos de chicos y chicas integrados totalmente, dentro del campo no hay diferencias de ninguna clase», indica el castellonense, que entrena a uno de los equipos. Los gastos que deben afrontar en cada temporada no son pocos, desgrana: alquiler de campos, árbitros, cuotas, fichas, equipaciones y material deportivo para aquellos que lo necesitan. La manera de colaborar es sencilla: a través de la página web del club (adcmalasana.com) cualquier persona puede abonar la cuota de simpatizante desde 30 euros por temporada e incluso apadrinar a un jugador. Arrufat destaca el potencial del proyecto, su buen funcionamiento y la capacidad para ser desarrollado por cualquier club y en cualquier ciudad. Si no saben cómo, se ofrece voluntario para explicarlo.