En ocho días muchas cosas han cambiado de forma extrema. El 16 de septiembre, tras su última reunión, la Reserva Federal utilizaba palabras de moderada alerta. Ayer, en cambio, Ben Bernanke encendía todas las alarmas sobre los riesgos a los que se enfrenta no solo la economía estadounidense, sino la mundial, si el Congreso no aprueba el plan de rescate de instituciones financieras planteado por la Administración de George Bush. Cualquier retraso en la aplicación de ese plan, según manifestó Bernanke, no solo amenaza la estabilidad económica de EEUU sino, también, "la prosperidad internacional".

La sensación de urgencia que creó el presidente de la Fed en su comparecencia de cinco horas se repitió también en las reuniones matutinas que tuvo en la Cámara baja el secretario del Tesoro, Henry Paulson, tratando de convencer a republicanos y demócratas para que respalden el plan. Y ayer se anunció ya que la Administración ha accedido a una de las peticiones de los congresistas e incluirá en la legislación límites salariales para los ejecutivos de las empresas que se beneficien de los 700.000 millones de dólares que el Gobierno prevé invertir en el rescate.

MENSAJE DE LA CASA BLANCA La necesidad de justificar ante ciudadanos y congresistas ese gasto en Wall Street también llevó al presidente George Bush a dirigirse a los ciudadanos. Su anunciada intervención televisada --entre 12 y 14 minutos en horario de máxima audiencia-- no había tenido lugar al cierre de esta edición, pero su portavoz, Dana Perino, aseguró que "el presidente considera importante que el pueblo estadounidense entienda la profundidad de la crisis y cómo les afecta".

Eso es lo que trató de explicar Bernanke a los congresistas, y el paisaje que retrató era muy gris. Habló de niveles extraordinarios de incertidumbre y riesgo de "amplia desaceleración" no solo en el sector de la vivienda, sino en toda la actividad económica. "El crédito se restringirá aún más (...), afectará al gasto y a la actividad económica, al empleo, a los ingresos reales, a los estándares de vida de todo el mundo. Hablamos --dijo-- de la actuación general de la economía estadounidense durante varios años".