A una hora razonable del miércoles se anunció la recapitalización de la gran banca europea. A medianoche, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) anunció la cuantía a recapitalizar. En el afterhours se confirmó una quita del 50% de los bonos helenos. A primera hora de la mañana siguiente, cada entidad comunicó las cantidades que han de cubrir y cómo lo harán. Luego, el Banco de España emitió un comunicado sin ningún número dando por buenos los cálculos de cada entidad mientras no se demuestre lo contrario. En este escenario de confusión, las bolsas han subido... ¡No entiendo nada!

Si lo que se pretendía era reforzar la confianza sobre la banca, lo que llega a España parece diseñado para todo lo contrario. Son noticia las cinco entidades más grandes en España por el hecho de ser sistémicas. Sus problemas, si los hubiere, afectarían a todos. Pero da la casualidad de que estas cinco entidades están, en general, mejor que el resto y, además, han demostrado su capacidad de acudir a los mercados. Solo BFA, matriz de Bankia, tuvo que recurrir a un préstamo del FROB, pero no podemos olvidar que en junio fue capaz de salir a bolsa contra viento y marea.

Según Europa, los bancos podrán resistir los embates de la ya confirmada quita voluntaria de la deuda griega, pero curiosamente la exposición de la banca española a dicha deuda es marginal. Para redondearlo, no se incluyen en el cálculo ni el colchón de las provisiones genéricas ni muchas de las emisiones ya realizadas de obligaciones necesariamente convertibles en acciones. Todo esto va a dejar en la práctica a nuestros grandes bancos sobrecapitalizados, por encima del 10% en todos los casos usando la normativa vigente en España frente a un mínimo legal del 2%.

Vamos camino de tener a la banca más capitalizada de Europa porque no solo está provisionando mes tras mes posibles deterioros de valor de las garantías inmobiliarias con un calendario muy estricto, sino que, además, le hacen desconfiar de la deuda española e incluso, y esta es la gran sorpresa, de los créditos concedidos a las administraciones.

Las grandes entidades han ayudado al Tesoro en sus colocaciones y a las administraciones en su financiación. Lo normal es que ahora la tentación de no ayudarles se incremente porque el favor les ha salido caro. Por otro lado, al tener que retener más dinero en su balance, también será normal que su apetito al riesgo no crezca. Puede que no restrinjan el crédito, pero se lo pensarán antes de incrementarlo. Y más capital, a beneficio constante, les obligará a aumentar sus márgenes para poder aguantar la cotización. Consecuencia: igual o menos crédito y más caro. Si esta es la ayuda que nos dan desde Europa para salir de la crisis, mejor que nos hubiesen dejado como estábamos...