Los mudos ya no son lo que eran. En la jerga periodística, un mudo es el momento en el que las cámaras de televisión y los fotógrafos, y solo ellos, pueden acceder a determinados lugares para captar imágenes de los protagonistas y sonido de ambiente con los que después ilustrar las diferentes informaciones sobre un determinado evento. No se permite captar sonido directo, pero a veces los micros llegan a gravar conversaciones que pueden poner en un aprieto a quienes las protagonizan.

Esto es lo que le pasó ayer a Mariano Rajoy, al menos en dos ocasiones, en su estreno como jefe de Gobierno en una cumbre europea. "La reforma laboral nos va a costar una huelga" admitió Rajoy en un breve y comprometido comentario con el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, con traductor de por medio. Desde Madrid, el portavoz de CCOO, Fernando Lezcano, reaccionó de inmediato ante las "inoportunas, imprudentes y temerarias" palabras del presidente, por entender que su función debería ser "evitar las huelgas en lugar de convocarlas".

Déficit del 8%

"Este mes ha sido duro ... pero ahora viene lo más duro", captaron también los micros de las cámaras en las palabras que Rajoy cruzó con el primer ministro holandés Mark Rutte. A través del intérprete, Rajoy atribuyó la dureza del momento a la herencia recibida del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. "Es que nos dejan una herencia muy complicada" le dijo Rajoy a Rutte y le explicó que su Gobierno se ha encontrado con un déficit del 8% (frente al 6% pactado) y que las previsiones de crecimiento no son muy optimistas.

El jefe del Ejecutivo no debió entrar en pormenores sobre que la desviación procede, en su mayor parte, de comunidades autónomas gobernadas por el PP. Al menos eso no lo captaron los micros indiscretos de las cámaras de televisión.

El presidente español fue una de las novedades de la cumbre de ayer. En su alocución inicial, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, agradeció en inglés la presencia de los jefes de Estado y de Gobierno, y con un "bienvenido" saludó a Rajoy por su primera asistencia al club de jefes europeos.

Al menos Rajoy pudo evitar el trago de tener que llegar en helicóptero a la sede del Consejo Europeo. La huelga general convocada ayer en Bélgica no provocó el bloqueo de carreteras temido y Rajoy pudo llegar en coche al centro de Bruselas. Al llegar a la sala de reunión de los líderes europeos fue saludado en primera instancia por Van Rompuy. Como Zapatero, Rajoy no habla idiomas, aunque está aprendiendo, y tampoco se caracteriza por su extroversión, pero en su primera cumbre europea se esforzó más que su antecesor por hacer amistades. Lo va a necesitar, si quiere que sus socios aflojen el límite de déficit fijado para España.

A su llegada a la reunión tuvo ocasión de conversar informalmente con varios de sus colegas, entre los cuales figuraba el primer ministro británico, David Cameron, --con quien finalmente no pudo encajar el encuentro bilateral que pretendía celebrar la delegación española-- y con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.