Pese a lo tranquilizante de su nombre, un analista del fondo Serenity Markets sentenció ayer que todo iba bien hasta que Artur Mas dijo que si no ayuda el Estado, Cataluña no podrá pagar deudas y el ministro de Exteriores belga, Didier Reynders, auguraba que sería un "grave error profesional" si los bancos centrales y las empresas no estuvieran preparados para una salida del euro. En la City de Londres, se aseguraba en los mentideros madrileños con un poco de tendenciosidad, que las palabras del president y Reynders habían hecho titubear al alza a la prima de riesgo, e incluso el tipo de cambio del euro frente al dólar.

Puestos a elegir, habría que dar más crédito al temor progresivo de que la salida de Grecia de la zona euro cada vez gana mas verosimilitud. Ello hizo que la mayoría de bolsas europeas cerraran con el optimismo mínimo de que el hecho todavía está por llegar y se aplicara el rezo esperanzado del "que me quede como estaba" ante lo que pueda venir las próximas semanas. Mientras, avanzaba el rumor de que el BCE podía tomar decisiones este fin de semana, aunque el responsable del banco central alemán, Jens Weidmann, lanzó el eslogan disuasorio: "¿Prestaría usted su tarjeta de crédito a quien no controla sus gastos?". Respuesta innecesaria.

El Ibex se recuperó ligeramente pero con cierre semanal negativo. Ni siquiera lo alteró excesivamente la suspensión de cotización de Bankia. El alza fue de 8,60 puntos (+0,13%), hasta 6.543 puntos. En la semana, la caída ha sido del 0,36%, y las pérdidas anuales, del 23,62%.