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ECONOMÍA

La mosca ataca con fuerza la naranja de Castellón y complica aún más el inicio de la campaña

El calor de las últimas semanas dispara la incidencia de una plaga que estaba controlada. Los agricultores y cooperativas hablan de «drama» mientras duplican tratamientos

Un productor muestra fruta afectada por la mosca, en una fotografía de esta semana. MEDITERRÁNEO

Es una vieja conocida del sector citrícola de Castellón y esta campaña está actuando con especial violencia. Y no, no se trata de la temida plaga del cotonet de Sudáfrica. Tampoco de la araña roja. Ahora es la mosca de la fruta o del Mediterráneo, cuyo nombre científico es Ceratitis capitata, la que se está cebando con las variedades más tempranas, hasta el punto de que el volumen de fruta podrida se ha multiplicado por cuatro.

Tanto a pie de campo como en las cooperativas y comercios privados de la provincia hablan de auténtico drama. «La campaña está siendo muy complicada. Los costes que soportan los productores están por las nubes, como también lo están los que asumen las empresas, asfixiadas por los precios de la energías y las materias primas. Y a esto se une ahora unos muy bajos niveles de aprovechamiento de la fruta. La mosca está provocando unos porcentajes de naranjas y mandarinas podridas cuatro o incluso hasta cinco veces superiores a lo que es normal», aseguran fuentes del sector.

El insecto, cuya picadura produce la incubación de la larva que ataca la fruta (unas manchas de color marrón delatan el ataque y provocan que la naranja se pudra) está afectando a prácticamente a todas las variedades que se están recolectando, aunque la peor parte se la está llevando la oronules. «Es la variedad que presenta unos niveles más altos de destrío en almacén. Si normalmente se aprovecha comercialmente un 80%, esta campaña el porcentaje baja al 65%», apunta Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera. Y eso significa que de cada cien kilos de oronules que se recogen en el campo, más de 35 se tiran porque están putrefactos. «Se están detectando también problemas en la variedad clemenules y eso no es nada habitual», añade.

A la espera del frío

La plaga de la mosca está amargando al sector las primeras semanas de campaña y las pérdidas económicas se antojan importantes. Y el único culpable es el tiempo. «El mejor regulador de este insecto es el frío y llevamos muchos días con temperaturas de 26 y 27 grados», explican en empresas y cooperativas.

Los agricultores de Castellón necesitan sí o sí que los termómetros bajen (el frío provocaría también un incremento de la demanda de naranjas y mandarinas) y mientras tanto han incrementado los tratamientos contra la mosca. A la lucha biológica se une un parcheo cada cinco o seis días, un tratamiento que consiste en aplicar un producto en el árbol que atrae al insecto y le causa la muerte. «En las últimas semanas se han intensificado los tratamientos en el campo con el objetivo de erradicar un problema que parecía solucionado», describe Peris, que también insiste en que la clave está en el calor. «Las temperaturas cálidas han disparado la plaga».

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