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Calvera, los predicadores en el desierto del hidrógeno que ahora cuadriplican facturación y plantilla

La empresa prevé alcanzar los 28 millones de ventas en 2023 en un mercado al alza con el impulso al hidrógeno verde

La compañía afincada en Épila (Zaragoza) se mudará en 2025 a sus nuevas instalaciones para pasar de 140 a 250 empleos tras una inversión de 30 millones de euros

Instalaciones de Calvera.

Instalaciones de Calvera.

Marcos Calvo Lamana

Recuerda Rafael Calvera cuando en la empresa familiar eran "los grandes predicadores en el desierto del hidrógeno". La travesía fue tan larga como inhóspita, pero les sirvió para saberlo casi todo acerca de esa inestable y compleja molécula que ahora todos sueñan con transportar. Ahora que en la fábrica de Épila (Zaragoza) tienen la fórmula bajo el brazo tras cuatro décadas absorbiendo conocimiento, el yermo se ha convertido en un valle de beneficios gracias al impulso del hidrógeno verde, lo que les ha llevado a prácticamente cuadriplicar su facturación al pasar de 8 millones en 2019 a alcanzar los 28 en 2023, con la previsión de superar los 40 en 2024.

Todo ello se afianzará en las nuevas instalaciones que están construyendo en una parcela de 30.000 metros cuadrados junto a su cuartel general, ubicado en el polígono El Sabinar de Épila. Allí invertirán 30 millones para levantar un centro de investigación y producción que dará cabida a los más de 250 trabajadores con los que aspiran a contar en 2026, la fecha en la que esperan iniciar la producción en masa del cofre donde se mueve el hidrógeno verde, llamado a ser el oro industrial de los próximos tiempos. 

Lo que construyen en Calvera son infraestructuras para transportar hidrógeno, que es precisamente la quimera con la que se ha topado el impulso a este combustible que aprovecha el excedente de las energías renovables por la volatilidad y la dificultad de comprimir el gas para que sea eficiente como combustible. En su abanico de negocio contemplan todo el hub del hidrógeno, desde la carga en camiones hasta el surtido, pasando por el almacenamiento y el transporte. Lo fundamental para la empresa, repiten una y otra vez, es la seguridad, algo indispensable para los clientes y lo que ha permitido a Calvera Hydrogen ganarse la confianza del sector.

Hacen gala en la compañía de ser ingenieros y fabricantes de sus hidrogeneras, las gasolineras del hidrógeno y su producto estrella, de las que han sacado una docena en el último año. En sus instalaciones de Épila se ha fabricado la estación de servicio más grande de Europa hasta la fecha, que suministra 1.600 kilos de combustible al día para repostar 70 autobuses y 20 vehículos ligeros en apenas cinco minutos por unidad para lograr una autonomía que supera los 700 kilómetros. 

Otra de las líneas de negocio corresponde al transporte por carretera a través de tube trailers, unos semirremolques repletos de bombonas ultrarresistentes a la presión que también fabrican en Calvera. La capacidad del camión varía según las necesidades, pero oscila entre los 306 kilos a 200 bares de presión y los 1.354 kilos a 500 bares de presión, una "barbaridad", en palabras de Rafael Calvera. Por darle un contexto, un neumático soporta presiones entre 2,3 y 2,8 bares.

Trabajos en una botella para almacenar hidrógeno.

Trabajos en una botella para almacenar hidrógeno. / ANGEL DE CASTRO

La empresa, aragonesa de tomo y lomo, nació en 1954 de la mano de Julio Calvera como una fábrica de soldaduras de alta presión, una actividad que obliga a la máxima seguridad. No fue hasta la década de los 80 cuando a la primera generación de empresarios se le ocurrió apostar por el hidrógeno. Sin embargo, no fue hasta 2003, coincidiendo con el nacimiento de la Fundación del Hidrógeno de Aragón, de la que son patronos y fundadores, cuando este gas en su versión verde empezó a dibujarse como el futuro principal de la compañía.

El sello aragonés del tren del hidrógeno de Canfranc

Calvera ha mantenido una tendencia al crecimiento que ha reportado beneficios, pero ha sido desde 2019 cuando el alza en las cuentas ha sido exponencial. Hasta 2021, la compañía facturaba unos ocho o nueve millones, pero en 2022 duplicaron hasta los 18 millones y en 2023 prevén alcanzar los 28. “Hemos pasado de 40 trabajadores a 140 y hemos creado las bases de una estructura de empresa con una filosofía de multinacional, con un departamento legal, de seguridad, de recursos humanos, compras y un área muy potente de ingeniería”, explica Rafael Calvera. De hecho, cuentan ya con más de 40 ingenieros especializados que investigan en hidrógeno verde y biometano. 

Y así se ha expandido la marca Calvera por todo el mundo, pues exportan un 70% de su producción aunque en España cuentan con la hidrogenera más grande del país (en Barcelona, suministra a 40 autobuses al día) al tiempo que entregan proyectos a RepsolIberdrola y Enagás. Suya es también la hidrogenera definitiva que abastecerá de este combustible al tren de CAF que llegará hasta la estación de Canfranc, con la que podrán repostar "los trenes enteros". 

A estos proyectos, además de otros en Madrid para vehículos ligeros y uno entregado recientemente en Mallorca, se une una apuesta del grupo por Polonia, un país que está "muy bien industrialmente y se ha tomado en serio las políticas del hidrógeno". Sin embargo, en Aragón está el corazón de esta empresa familiar que vio en el hidrógeno un diamante en bruto hace ya 40 años. Y ahora recogen lo sembrado.