los precios de los carburantes van por un lado, el consumo de hidrocarburos por otro, y los distribuidores por otro. En un contexto de caída del consumo de gasolinas, que solo en este 2014 ha tocado fondo, el segmento de las estaciones de servicio no para de crecer... y de qué manera. Según los datos oficiales facilitados por la Conselleria de Industria, en la provincia de Castellón se ha pasado de los 183 puntos de venta existentes a los 203 con que se finalizó el ejercicio 2014. Y subiendo. Un ejemplo: las máquinas ya se encuentran allanando un solar anexo a la Ronda Oeste de la ciudad de Castellón, junto a Tetuán XIV, en el que próximamente abrirá sus puertas una nueva estación de servicio, como muestra la imagen de este reportaje. Y al parecer las obras de otra más están también en marcha en la carretera CV-185, que une las ciudades de Burriana y Vila-real.

El crecimiento exponencial de la red de comercialización de hidrocarburos en la provincia de Castelón --el cariz del fenómeno alcanza a todo el territorio nacional-- contrasta con la realidad del mercado. El consumo de gasolinas viene encadenando caída tras caída desde el inicio de la crisis, por la política de ahorro de las familias y por el paro, que ha evitado los necesarios desplazamientos para acudir al puesto de trabajo. Solo en el año 2014 se ha tocado fondo en la provincia de Castellón, según los datos oficiales que maneja el Ministerio de Industria: el consumo de carburantes en España cayó un 8,9% al final del 2013, “encadenando seis años de bajadas”, mientras que en el 2014 creció un 5,6%. Aun así, “el nivel de consumo ahora mismo es menos del 50% del que había antes de la crisis”, remarca Juan José Sánchez, presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de Castellón y también el máximo representante del sector en el ámbito de la Comunitat Valenciana.

Entonces, si el consumo no ha aumentado, ¿por qué crece el número de gasolineras? La respuesta es muy sencilla. En junio del año 2013, en plena escalada de los precios de los carburantes, el Gobierno, después de analizar el mercado, decidió publicar una ley que, en la práctica, viene a relajar los condicionantes para abrir gasolineras. El porqué parece fácil: a más competencia, precios más bajos.

“Error”. Al menos, a juicio del presidente de las estaciones de servicio, que ve en esta situación un “peligro” para los usuarios. La clave de todo está en que la mayoría de las nuevas estaciones abren sus puertas sin personal, solo con surtidores. “No cuentan con ningún responsable que pueda hacer cumplir la normativa o corregir malas conductas: apagar las luces del vehículo para repostar, no hablar por el móvil, recoger cualquier derrame de carburante...”, subraya Sánchez, quien también habla de “agravios comparativos”: “Las que ahora están abiertas han requerido 4 ó 5 años de papeleo, y ahora se pueden abrir en cualquier sitio, incluso al lado de un colegio o incluso con la oposición de la comunidad autónoma o de un ayuntamiento”.

“Somos una actividad nociva y peligrosa, y esto es un riesgo”, destaca el presidente del colectivo de estaciones de servicio, quien subraya que las tarifas más económicas que ofrecen estos puntos de venta de gasolina y gasóleo se deben “a la ausencia de personal, que se traduce en seis o siete céntimos de euro menos” y en una merma de “calidad del producto”, ya que “la composición del carburante no es la misma, y a la larga, afectará a las bombas inyectoras de los coches”, alerta el presidente sectorial. H