Gaspar Llamazares abrió ayer la asamblea de IU con más del 75% de los votos a su favor y con la propuesta de convertir a la organización en el polo de "la reorganización de la izquierda crítica, alternativa y plural". Ninguna minoría tenía anoche el 10% de avales para presentar lista.

Nada más arrancar el cónclave, los 840 delegados se vieron sorprendidos por la proyección de un vídeo sobre los 17 años de IU. En la cinta no aparecía el exdirigente Julio Anguita, presente en la asamblea. Las protestas obligaron a Llamazares a iniciar su intervención rindiendo tributo a Anguita y aclarando que el vídeo "no representa la historia de IU". Otra sorpresa fue la presencia del exsecretario general del PCE, Santiago Carrillo, quien en su día calificó a IU como "el PCE vestido de lagarterana" y se negó a que sus seguidores se sumaran al proyecto. La mayor parte de los seguidores carrillistas acabaron en el PSOE.

"Benvolguts companys i companyes", dijo Llamazares, simbolizando el triunfo de la izquierda en Cataluña. Jordi Miralles, a la cabeza de los 55 delegados catalanes, proclamó: "Hemos hechos los deberes".

En su informe, Llamazares consideró superada la división interna y realizó un balance positivo de los tres últimos años: diálogo con los sindicatos, alianzas con las izquierdas nacionalistas, presencia en los gobiernos vasco, asturiano y ahora catalán.

CAMBIO DE CICLO El esfuerzo de movilización y de propuesta ha "repolitizado" la sociedad, se atisba un cambio de ciclo, dijo. "Ya es imposible reducir el mapa político a un bipartidismo ilusorio", pues el nuevo ciclo se caracterizará por "una izquierda plural en una España plural", subrayó.

Llamazares, que apostó por una reforma constitucional "federalizante" y puso reparos a la Constitución europea, estimó "legítimo" el plan Ibarretxe, aunque dejó claro que Izquierda Unida no lo asume. Ése fue el punto más polémico de su informe.