Rabei Osmán, el Egipcio, reconoció ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo que mantuvo una estrecha relación con varios implicados en la matanza del 11-M. El supuesto activista de Al Qaeda está considerado como uno de los planificadores de la matanza de Madrid, según las grabaciones telefónicas a las que fue sometido por la policía italiana tras su localización, en mayo pasado, en Milán. Su detención se produjo un mes después y el martes pasado fue extraditado temporalmente a España e ingresó en la prisión de Soto del Real (Madrid).

El juez y la fiscal Olga Sánchez le sometieron a un extenso interrogatorio que comenzó a las doce de la mañana y se prolongó hasta la madrugada. El Egipcio, que fue asistido por un letrado de oficio y contestó siempre en árabe, fue interrogado sobre sus viajes y actividades en distintos países europeos. La primera parte del interrogatorio se orientó a determinar sus funciones como presunto miembro de la organización terrorista Yihad Islámica Egipcia, encuadrada en la estructura de Al Qaeda.

Fuentes judiciales aseguraron que su llegada a España, el 18 de enero del 2002, tuvo alguna relación con cometidos terroristas. En Madrid residió durante algunos meses en la vivienda de Serhane ben Abdelmajid Fajet, el Tunecino, considerado cabecilla de la célula y uno de los siete que se suicidaron en Leganés.

Después de analizar los viajes y ocupaciones del activista, que llevaba la frente marcada por el azar a sayud o cicatriz provocada por el roce con la alfombra al rezar, fue sometido a una rueda de reconocimiento y se le mencionaron nombres y mostraron fotos de varios implicados en la matanza.

Las fuentes judiciales explicaron que reconoció a varios imputados que murieron en Leganés y a otros que están en prisión. Según la investigación, el Egipcio ostentaba una "posición preeminente" sobre "un núcleo relevante de los implicados".