El miércoles, después de comprobar durante cuatro horas que ni un solo partido en el Congreso le disculpaba por cómo había gestionado el repliegue militar de Kosovo, José Luis Rodríguez Zapatero decidió dar un paso al frente y demostrar que están equivocados todos los que piensan que esa decisión ha enturbiado la relación diplomática con los aliados y, menos aún, con la Administración de Barack Obama, que fue la primera que expresó su disgusto por el anuncio. Ese paso al frente es grande: Zapatero salió anoche en avión hacia Viña del Mar (Chile), para participar hoy en una cumbre de líderes progresistas, en la que confía reunirse con Joe Biden, vicepresidente de EEUU.

El Gobierno español hizo llegar la solicitud de entrevista el mismo miércoles al Gabinete del demócrata en Washington. Fuentes estadounidenses confirmaron la petición y, aunque no pudieron asegurar que el encuentro se vaya a producir, consideraron que "hay tiempo de sobras" para que ambos dirigentes se vean, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una cumbre a la que asisten solo ocho mandatarios.

Fuentes de la Moncloa insistieron ayer en que este viaje relámpago y el cambio de opinión de Zapatero, que había descartado hace semanas su participación por la intensa actividad internacional que tendrá la próxima semana, no se deben a que el presidente del Gobierno considere necesario verse con Biden para cerrar la polémica por Kosovo. El Ejecutivo asegura que el presidente ha optado por participar en la cita por la insistencia de la anfitriona, la presidenta, Michelle Bachelet, y la del líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.