Mientras hacía lo posible y lo imposible por convencer a propios y extraños de que la inyección de fondos europeos que recibirá la banca española para sanearse es todo menos un rescate, Mariano Rajoy ha dilapidado parte del botín que conquistó en las urnas hace solo siete meses. No ha puesto en peligro la hegemonía del PP, pero ha cedido el capital suficiente para dejar escapar algo tan preciado como la mayoría absoluta. No obstante, los populares se pueden seguir consolando en el tancredismo del PSOE, cuyo barbecho no ha terminado, ni después de consolidar a su nuevo líder. Y es que las convulsiones sociales y económicas siguen deshinchando a los grandes partidos e insuflando aire a las minorías, sobre todo a IU y UPD, en un proceso que, salvando las distancias, empieza a impregnar de aroma griego el tablero político español.

El Barómetro de España del Gabinete de Estudios Sociales y de Opinión Pública (GESOP) para el Grupo Zeta es el primer estudio demoscópico que arrebata al PP la mayoría absoluta hollada en noviembre. La crudeza de la crisis, los recortes sociales, las embestidas de la UE y de los mercados y las promesas incumplidas en materia de impuestos perpetúan el lento pero incesante desgaste de Rajoy, que se ha dejado ocho puntos desde febrero (cuando aún superaba los 180 diputados) y anota su peor registro desde el 2005. Con la escalada de la prima de riesgo, la caída de Bankia y el rescate, Rajoy podría perder hasta 18 diputados y situarse en una horquilla de 168 a 172 parlamentarios, a cuatro escaños de la mayoría absoluta en el resultado más fecundo para los conservadores.

Los azotes de la economía sacudieron de principio a fin el trabajo de campo del sondeo, elaborado a partir de 1.000 entrevistas. El primer día del muestreo, 14 de junio, la amenazante prima de riesgo trepó hasta los 550 puntos básicos, cinco días después de que España pactase con la UE un rescate de hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar las entidades financieras. No contenta con ello, la prima en cuestión tocó techo el último día. Ello a pesar de que el día 17, la UE respiró aliviada con el resultado electoral en Grecia.

CON EL TIEMPO A FAVOR El tiempo y el estado catatónico del primer partido de la oposición juegan a favor del presidente del Gobierno. Salvo sobresaltos todavía mayores, falta mucho para las próximas elecciones, hay margen para que el temporal escampe y el PSOE sigue sin responder a los estímulos del desgaste del Gobierno y las convulsiones sociales. De todo el espacio que ceden los populares, Alfredo Pérez Rubalcaba solo arañaría, como mucho, un par de diputados. Con un bajón de dos puntos, los socialistas lograrían entre 109 y 112 diputados, es decir, que incluso podrían empeorar la marca de 110 obtenida en noviembre.

La conclusión es que los electores perciben tanto la envenenada herencia económica del PSOE como los bandazos en la gestión del PP y la decepción les hace huir de los dos grandes

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