En Dos Hermanas, (133.168 habitantes, Sevilla), “el bastión de los socialistas en España”, la ciudad que el PSOE gobierna con mayorías absoluta desde hace 39 años, donde el palmarés de victorias del partido abruma, con 14 elecciones generales ganadas, 11 autonómicas y 8 europeas, desembarcó el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez para darse una especie de baño de autoestima o una sesión de ‘coaching’ y volver a apelar al orgullo del socialismo andaluz cuando las alarmas se encienden ante lo que pueda pasar en las próximas andaluzas. Sánchez se pudo llevar a sus ministros a un retiro o a un balneario pero se los llevo a un mitin, algo que muchos pisan poco. La última crisis de Gobierno, del pasado julio, dejó a un Ejecutivo técnico y poco político. Sánchez ha dado orden expresa de que sus ministros además de gestionar se dediquen a vender y hacer campaña.

Queda una semana para que empiece la campaña del 19 de junio y el PSOE necesita poner a revienta calderas al partido, movilizar al electorado de izquierdas, volver a convencerlos de que llenen las urnas con la papeleta de Juan Espadas. Lo necesita no solo para volver al gobierno de la Junta de Andalucía, que perdió en 2018 tras 37 años ininterrumpidos en el poder. Lo necesita para evitar que se consolide la idea de un cambio de ciclo en España que enseñe la puerta de salida a Pedro Sánchez de Moncloa a favor de Alberto Núñez Feijóo. Los ministros Félix Bolaños, Isabel Rodríguez, María Jesús Montero, Raquel Sánchez, Diana Morant, José Manuel Albares, Luis Planas y Reyes Maroto asistieron al mitin.

La estampa de ocho ministros, casi pleno del ala socialista, sentados en sillas de plástico con un calor más propio de julio que de mayo en el recinto ferial de Dos Hermanas y aplaudiendo al presidente, dijo más que todos los discursos sobre el atril. Toca ponerse las pilas. Hay una sensación extendida de que el Gobierno no sabe vender su gestión y de que el ruido político y las extenuantes negociaciones para sacar adelante cualquier norma o proyecto se come todo. “Este es un Gobierno con alma”, dijo Adela Castaño, la número dos en la lista del PSOE por Sevilla. Justo eso, que desde fuera parece que es un gabinete “sin alma” es lo que desde dentro del propio Ejecutivo dicen que hay que combatir. No solo hay que avisar lo que está en juego si Vox entra en el Gobierno, es decir agitar el discurso del miedo a la ultraderecha, sino que hay que vender la gestión y las políticas sociales del Ejecutivo, insisten desde Ferraz.

Que hay preocupación en las filas socialistas es una obviedad. El desembarco del Gobierno este sábado en Dos Hermanas dejó claro que hay mucho en juego. En la ciudad nazarena anunció en 2017 Pedro Sánchez que volvía a la carretera para batirse en duelo en las primarias con Susana Díaz, allí nació de las cenizas como ave fénix, desde allí aspira ahora el Gobierno a lanzarse a una remontada tras dos años “durísimos”, como dijeron varios de los intervinientes en el mitin. Entonces había 1.500 asistentes, ayer la organización informó de 2.000. Aquellos mítines de 4.000 personas hace décadas que dejaron de celebrarse.

Cuatro años desde la moción

El PSOE quiso ensalzar que hace cuatro años, en una sesión plenaria celebrada el 31 de mayo y 1 de junio de 2018, Sánchez ganó una moción de censura para desalojar a Mariano Rajoy del Gobierno de España. Un aniversario que celebraron con un vídeo al arranque del mitin que terminó con una declaración de intenciones: “¿Y ahora? Ahora queda lo más importante, un año y medio por delante para seguir gobernando”, dijo la voz enlatada del spot publicitario.

“Hemos superado una pandemia, un volcán y superaremos la guerra. Pero además hemos impulsado empleos dignos y salarios dignos, pensiones dignas y hemos sacado la corrupción de la vida política española”, dijo Sánchez, que ensalzó la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la revalorización de las pensiones o la llegada de 140.000 millones de fondos europeos, declarando que tienen “las mismas ganas y la misma ilusión”.

Cuando el líder del PP habla de “Partido Sanchista”, la respuesta fue clara “no se llama felipismo ni sanchismo se llama socialismo”, proclamó con aplausos de sus militantes. “La derecha en el gobierno es corrupción y en la oposición, crispación”, resumió. “Hace cuatro años ganó España y perdió la derecha”, ese fue el mensaje central que trató de fijar el presidente del Gobierno.

“Tenemos que contar bien algo y claro que ha pasado en estos cuatro años”, animó Espadas, que admitió que tiene el respaldo continuo de todo el partido y el Gobierno. “Llamadme Juanma es un tapado de la ultraderecha”, aseguró sobre el presidente de la Junta y candidato del PP, pronosticando su pacto con Vox en la Junta y advirtiendo sobre sus “amistades peligrosas”.

Por el escenario desfilaron el alcalde de Dos Hermanas, Paco Rodríguez, la número dos por Sevilla, Adela Castaño, el candidato Juan Espadas y el presidente del Gobierno, que tuvo afectuosas palabras para el histórico regidor de la ciudad, Quico Toscano, uno de los hombres que más lo ha apoyado en su carrera política y que desde el público, ya retirado de la primera línea, recibía los halagos de sus compañeros. Él apoyó primero a José Luis Rodríguez Zapatero y después a Pedro Sánchez. “De Dos Hermanas solo han salido proyectos ganadores”, dijo el actual alcalde. En eso se van a volcar todos en la recta final de la legislatura, cuando las encuestas están en contra y pronostican un cambio de ciclo en España, en que el PSOE vuelva a ser un proyecto ganador.